martes, 24 de junio de 2008

Literatura hermética


"En las cosmogonías gnósticas, los demiurgos amasan un rojo Adán que no logra ponerse de pie; tan inhábil y rudo y elemental como ese Adán de polvo era el Adán de sueño que las noches del mago habían fabricado". Jorge Luis Borges, Las ruinas circulares.


Hoy quería hablar de las obras literarias que, desde mi punto de vista, se pueden poner en relación con la filosofía hermética y con otras filosofías más o menos cercanas. Antes que nada, he de decir que tengo una enorme tarea pendiente con esta página. Es más, la imagen mental que tengo de ella es muy distinta a su apariencia actual, pero supongo que teniendo en cuenta mis todavía escasos años de estudio, no sé qué más se puede pedir. Digo esto porque quizás algún lector avezado se haya dado cuenta de que faltan muchos apartados, por ejemplo en la sección dedicada al "Hermetismo y el Arte". En efecto, aún no he puesto los apartados dedicados a la literatura, del que hoy hablaré un poco, y a la música, la arquitectura y la escultura. Por supuesto, y partiendo de un contexto moderno, podríamos hablar mucho del cine y la fotografía.

Pero hoy vamos con la literatura. Antes que nada he de decir que no seré demasiado riguroso a la hora de abordar los paralelismos entre la literatura y el hermetismo y otras cuestiones relacionadas. Lo concibo así, porque de otro modo la visión ofrecida podría pasar por ser demasiado estática y absurdamente canónica, lo que sería un poco gratuito teniendo en cuenta que hablamos de arte. De hecho, las grandes obras de la literatura que íntegramente se consagran al hermetismo son muy pocas; y pongo algunos ejemplos: Zanoni y The Haunted and the haunters (Los embrujadores y lo embrujado), de Bulwer-Lytton, Der Golem (El Gólem), y Der Engel vom Westlichen Fenster (El Ángel de la Ventana de Occidente), de Gustav Meyrink, o incluso Las ruinas circulares de J. L. Borges. No obstante, y abriendo nuestro abanico de posibilidades, existen muchísimas alusiones al hermetismo y cuestiones afines en otras obras literarias, y he aquí algunos ejemplos: El Fausto, de Goethelos Himnos a la Noche de Novalis, el Frankenstein, The Modern Prometheus, de Mary Shelley, el Opus Nigrum, de M. Yourcenar, así como las obras que conforman el ciclo de los "Mitos de Cthulhu", debido a autores muy conocidos como H. P. Lovecraft, August Derleth, e incluso R. E. Howard. Además, algunos elementos hacen que la saga Dune, de F. Herbert, pueda ser citada aquí. Y dejando a un lado la literatura de "terror" o "ciencia ficción", o subgéneros aledaños, podemos pasar a la "fantasía", con autores como E. R. Eddison y suThe Worm Ouroboros y, forzando un poco la máquina, el Silmarillion de J. R. R. Tolkien.

Podemos citar, además, otros autores decimonónicos como Blake, Nerval, Balzac o Rimbaud. De cualquier manera, y sin irnos más lejos, en la literatura española encontramos algunas jugosas alusiones al decimonónico ambiente "ocultista" o romántico, como en La Regenta de Leopoldo A. "Clarín", o en las divertidas ironías de Galdós en Fortunata y Jacinta. Retrocediendo muchísimo en el tiempo, se me ocurre que podemos nombrar al célebre y magnífico Asno de Oro de Apuleyo, y a la entretenidísima y muy interesante Vida y Hazañas de Alejandro de Macedonia, de Ps. Calístenes, una "novela" del siglo III. En plena Edad Media, contamos con la monumental Divina Comedia de Dante. Además, y ya en el Barroco, hay una abundante literatura por ahí sobre la relación entre la obra de Shakespeare y el rosacrucismo, y además, podemos distinguir unos pocos pasajes en El Quijote, y en la joya de la literatura alemana del periodo, el Simplicius Simplicissimus de Grimmelshausen.

No sé, hay muchísimo donde elegir, y aún continúo con mis estudios. En cuanto tenga una introducción decente sobre la cuestión, haré lo mismo que con el hermetismo y la pintura, aunque, por decirlo todo, este apartado aún puede dar más de sí, si incluyéramos apenas una introducción a las obras iluminadas de astrología como el De Sphaera, o las muchísimas otras de alquimia como la conocida Splendor Solis, o bien los diagramas "mathésicos" de Bruno, o los de magia "pura y dura", como los hermético-salomónicos, o los del conocido Calendario Mágico impreso por los De Bry, y estudiado por Adam McLean, etcétera, etcétera. Lo dicho, en cuanto reúna la suficiente información, trataré de hacer lo propio con la literatura, y más tarde, con el resto de campos artísticos. No obstante, iré publicando aquí algunos de mis logros y devaneos al respecto.

viernes, 20 de junio de 2008

El hermetismo "aplicado"


Entonces se levantó el rey y dijo: "Es el momento, oh profeta, de ocuparme de mis invitados, mañana haremos teología con lo que resta del tema". CH XVII.

Hace tiempo que quería hablar de esa dualidad un tanto polémica entre el llamado "hermetismo filosófico" y el "hermetismo técnico". Cuando comencé mi periplo en esto del hermetismo no tenía demasiadas dudas al respecto: creía que las aplicaciones prácticas del hermetismo eran un apéndice más de esta filosofía helenístico-egipcia. Ahora tengo serias dudas al respecto. Me he acordado de todo este debate de nuevo tras leer "Théorie et pratique dans l'Asclepius", un trabajo de Jean-Pierre Mahé que cité en mi anterior entrada. En él se habla de la conocidísima ceremonia de vivificación de las estatuas. Creo que siempre se alude a este pasaje en términos llanamente helenísticos, y me refiero a la concepción más o menos cercana a nuestra civilización sobre todo lo relacionado con la magia. Que quede claro que yo de egiptólogo tengo lo mismo que de piloto de aerolínea, y además, que en ambos casos, me da vértigo nada más echar un vistazo al asunto. Digo esto por una sencilla razón: la magia en Egipto no era considerada del mismo modo que en Grecia. La teúrgia como ceremonia mágico-religiosa es un paso más en el proceso de orientalización de la filosofía helenística y, por supuesto, esta praxis (religiosa) debe mucho al ceremonial egipcio, como así creo que deja claro Jámblico en el libro VIII de sus Misterios Egipcios.

Bueno, el caso es que hace tiempo conocí a un joven egiptólogo en clase de Historia de la Grecia Helenística, que nos ilustró con gran maestría sobre algunos asuntos relacionados con el Egipto lágida, y concretamente sobre lo que habitualmente levanta más pasiones al respecto: el sincretismo religioso greco-egipcio. Nos entregó dos textos muy acertados e interesantes sobre sendos ataques de la población local contra templos "sincréticos" helenísticos. Explicaré esto más lentamente: se conoce que el sincretismo religioso en época lágida fue un carril de una sola dirección, debido al manifiesto desprecio de los egipcios por lo que supongo consideraban una blasfemia bárbara como otra cualquiera contra su magnífica religión milenaria. Es decir: los griegos deseaban participar de la antiquísima y venerable religión egipcia, pero los egipcios veían esa pretensión imagino que más o menos como el padre Bartolomé de Las Casas vería la "idolatría" mexica, es decir, como una blasfemia lamentable y asquerosa. Sólo bajo la autoridad altoimperial, a partir de la conquista augustea en torno al año 30 de nuestra era, se puede empezar a hablar de una verdadera fusión cultural, y nunca, desde mi punto de vista, en época lágida.

Y es que hay que aprender a contar el paso del tiempo con cierto realismo: pudieron pasar cinco siglos desde el primer Ptolomeo (Ptolomeo I Sóter, 305-283), hasta la aparición del primer texto filosófico hermético (estimando que éste se escribiera en torno al siglo II o III). ¿Hasta qué punto se puede analizar con rigor este enorme lapso de tiempo? Yo creo que el primitivo rechazo egipcio se transformó con el tiempo y la mezcla en una convivencia razonable en ciertas capas de población, en una ignorancia relativa en otras, y en una verdadera fusión (y digo bien: "fusión", no sincretismo) en otras. Los primeros siglos de dominación lágida fueron siglos de cierta aspereza y rechazo, y de "sincretismo" siempre por parte griega. Y ahí es donde quería llegar: los textos "técnicos" más antiguos (me refiero al recurso de advocación al Hermes sincrético por parte de algunos manuscritos astrológicos, poquísimas alusiones en los papiros de magia, y quizás en algún texto aislado de alquimia greco-egipcia), bien pudieran haber sido el fruto de ese primitivo proceso de fusión sincrética más o menos laxa y discreta (Hermes sincrético, fórmula de cierto color egipcianizante, etc., algunas alusiones a ciertos elementos desarrollados después por el hermetismo filosófico como la sympatheia de remoto origen estoico, el concepto "mágico" de dýnamis, algunos lugares comunes en torno a la jerarquía celeste astrológica, la concepción Hermes-Lógos, etc.), mientras que los textos "filosóficos" serían el resultado de una verdadera fusión cultural y racial, operada en determinados núcleos urbanos del país del Nilo. Esta fusión, por supuesto, actuaría como una continuación de aquel sincretismo religioso operado siglos antes con la dinastía lágida, y que acabaría por generar nuevas realidades en la filosofía, la literatura, etc.

¿Qué pretendo decir con todo esto? Pues nada menos que el hermetismo "filosófico" es otra cosa, y que quizás el hermetismo "técnico" habría que estudiarlo como un fenómeno aparte, como el producto de una época anterior. Desde luego, ambas realidades son el fruto del mismo ambiente, y hasta cierto punto del mismo proceso de "aculturación", pero no creo que sea razonable erigir un puente demasiado directo entre una y otra. Y es que, desde mi punto de vista, que un texto esté puesto bajo la advocación de Hermes no tiene por qué convertirlo en "hermético"; en estos casos, nos valdría echar mano del inexistente concepto en castellano de hermeticism, y no de Hermetism. Por ejemplo: quizás se pueda hablar con propiedad de una "alquimia hermética" con Zósimo de Panópolis (ss. III-IV d. C.), y esta "alquimia hermética" sería el fruto, primero de la "moda" filosófico-helenística de la época, y segundo, de algunos elementos del engranaje filosófico hermético (ya plenamente considerado como egipcio).

Y volviendo al punto de partida, ¿qué pasa con las estatuas?, ¿no son acaso un testimonio de esta dualidad teórico-práctica. Pues no, al menos desde mi punto de vista. La vivificación de estatuas, según nos describió el joven egiptólogo al que antes me referí, era una ceremonia muy importante en el Egipto faraónico, en tanto que los egipcios consideraban que el dios vivía en el templo, y que no era simplemente una representación de algo que trascendía a este mundo material. De esta manera, los textos herméticos que hablan de esa "vivificación" (concretamente en CH XVII y en el Discurso Perfecto), están trasvasando una creencia religiosa llanamente egipcia al lenguaje filosófico griego (recepción del eidos platónico, etc.), pero debemos tener en cuenta que ese trasvase se hace igualmente en términos religiosos, no mágicos o técnicos. De cualquier manera, las alusiones realmente directas por parte de los Hermetica filosóficos a los aspectos "técnicos", son reducidísimas; yo mismo llevo un recuento más o menos exhaustivo de ellos, y creo que únicamente podemos afirmar con seguridad que el hermetismo filosófico es una filosofía volcada hacia la exaltación del hombre y a su intervención en el cosmos en términos ceremoniales (es decir, más místicos que técnico-ocultistas). Por supuesto, los textos "técnicos" comparten elementos comunes con los textos "filosóficos", pero eso es todo.

En realidad, muchas de las concepciones que actualmente se tienen sobre el hermetismo en general, son de origen renacentista o incluso de época muy posterior; concepciones que poco o nada tienen que ver con la ya distante visión de aquellos habitantes greco-egipcios de los primeros siglos de nuestra era. De hecho, y enlazando con lo que decía antes, una de las primeras alusiones a la filosofía hermética como "egipcia", son de Jámblico, y en torno a ese ceremonial religioso del que hablaba, y se trata además de una alusión tardía (nada menos que del siglo IV), justo cuando la filosofía hermético-egipcia comenzaba su declinar, a favor del incipiente cristianismo. El resto de alusiones las tenemos que ubicar en el turbulento ambiente de la polémica pagano-cristiana (Lactancio, Tertuliano, San Agustín, Orígenes, Porfirio, Juliano, etc.). En definitiva, podemos decir que el hermetismo es un constructo teológico-filosófico que tiene mucho de particular, debido nada más y nada menos que a la peculiar naturaleza de la religión egipcia, una religión volcada hacia la "humanización espiritual" (y disculpen la vaguedad del término) del espacio físico, y absolutamente lejana a las concepciones religiosas decididamente intelectuales del helenismo (p. ej. Plotino) y de sus sucesores cristianos. Esta fricción religiosa, y la cito porque me parece paradigmática, se pondría de manifiesto siglos después en Bizancio, con la famosa "Querella de las Imágenes".

Termino refrendando lo que hace meses me comentó José Rodríguez sobre algunas de estas cuestiones: hacen falta desesperadamente estudios serios desde la egiptología, estudios que superen las interpretaciones zumbonas de Doresse, o las exposiciones más o menos especulativas de Fowden, Iversen o Samaranch, y que no digan, como me dijo aquel competente y joven egiptólogo: "Eso es cosa de los helenistas".

miércoles, 11 de junio de 2008

Formas e interpretaciones


"L'Histoire rapporte que les plus grands penseurs de l'antiquité qu'ait vus naître notre Occident allèrent parachever leur instruction dans les mystères égyptiens". Gerard Encausse (Papus). Traité élémentaire de science occulte.

Por fin he recibido directa desde los jesuíticos fondos de Granada, la gran obra Hermetism from Late Antiquity to Humanism. Tenerla en mis manos ha sido todo un privilegio... y es que a uno se le ponen los dientes largos con estas cosas. Tras un rápido vistazo, he llegado a la conclusión de que todos los artículos son interesantísimos y valiosísimos. Por supuesto, y debido a mis inclinaciones casi exclusivamente filosóficas, en particular me han llamado la atención los trabajos de Mahé ("Théorie et pratique dans l'Asclepius"), Damien Delp ("The Immanence of Ratio in the Cosmology of the De sex rerum principiis"), Isabelle Draelants ("La virtus universalis: un concept d'origine hermétique? Les sources d'une notion de philosophie naturelle médiévale"), Pasquale Arfé ("Ermete Trismegisto e Nicola Cusano"), Massimo Pappacena ("La figura di Ermete Trismegisto nella tradizione araba"), y Moshe Idel ("Hermeticism and Kabbalah"). En cuanto al hermetismo "operativo", tengo muchas ganas de echar un vistazo más a fondo a la obra de Sylvain Matton "Hermès Trismégiste dans la littérature alchimique médiévale"; este trabajo de Matton lo conocía gracias a una referencia que hace tiempo me dio José Rodríguez.

Con estas nuevas contribuciones, he decidido actualizar las bibliografías del hermetismo técnico y "filosófico" de la página.

Por otro lado, teniendo en mis manos esta voluminosa obra, y echando un rápido vistazo al ejemplar que tengo por ahí de Accès de l'ésotérisme occidental (1996), de Antoine Faivre, se me ocurren algunas cosas. Además, tenía muchas ganas de comentar en este cuaderno, las interpretaciones de Hans Jonas y E. R. Dodds con respecto a la filosofía hermética tardoantigua. Estas tres formas de interpretar la Historia del Hermetismo, las esbozaré en: 1. Una concienzuda labor histórico-filológica por parte de Paolo Lucentini y Vittoria Perrone Compagni, etc. en el marco Hermes Latinus. 2. Un desarrollo holístico del fenómeno no sólo hermético dentro de la disciplina histórica "Esoterismo Occidental". 3. Una interpretación si se quiere "tradicional", y de muchos modos torticera, por parte de historiadores como E. R. Dodds, que a pesar de que me divierte mucho leer sus disquisiciones, no puedo ocultar la antipatía que me producen sus constantes alusiones a la "religión" de Freud.
En esta entrada, me dedicaré a hablar de esta última interpretación:

En el caso de Jonas, sencillamente me mortifica el inesencial barniz "fenomenológico" que, desde mi punto de vista, oculta un cierto desapego por una labor histórica concienzuda. Hans Jonas pretende describirnos las filosofías gnósticas partiendo de un encuadre absolutamente moderno, obviando muchísimos elementos en juego. En particular, extrae algunas alusiones del Corpus a la trascendencia y el desprecio por la materia que, sacadas de contexto, pasan por ser claramente "gnósticas" (me refiero a las sectas herético-cristianas del siglo II de nuestra era). Por supuesto, refleja la crítica plotiniana, pero ¿y la hermética? Yo creo que la labor histórica debe primar por encima de cualquier armazón filosófico que pretendamos erigir; además, las concepciones que tienen como fundamento el concepto de "gnosis" (y me refiero a un esquema de revelación mística e intimidad con el Dios Supremo o hipercósmico, y un conocimiento "esotérico", es decir, dirigido a una pequeña camarilla de "iniciados"), no tienen por qué basarse sobre los mismos presupuestos y erigir una cosmología idéntica. Los eones gnósticos no tienen absolutamente nada que ver con la jerarquía celeste y "procesión hipostática" herméticas y, si bien en ambas construcciones en cierto modo domina el "antropocentrismo soteriológico", no tiene nada que ver el pesimismo gnóstico con el optimismo antropocéntrico hermético.

Por otro lado, y más adelante escribiré una entrada en este cuaderno relativa a eso, sí creo que ciertos aspectos de la angustia "existencial" gnóstica, y algunas de las filosofías "existencialistas" del siglo XX y de nuestro actual siglo, pueden ser puestas en relación. Pero de esto hablaré otro día con más calma.

En cuanto a Dodds, no sé por dónde empezar. En realidad, ya lo he dicho. No me gusta su pretensión de unir planteamientos sostenidos por esa pseudociencia que es la psicología, y la Historia. Aunque hay que distinguir: No comulgo en nada con su obra Los griegos y lo irracional, pero sí que aprecio cierta interpretación "psicológica" desarrollada en Paganos y cristianos en una época de angustia; una interpretación "psicológica" que me pareció muy eficaz e interesante en los volúmenes que forman la estupenda Historia de la vida privada. En cuanto a Los griegos y lo irracional, digo "no" desde el principio. No al punto de partida: no es cierto que la civilización griega aparente ser "racional", y haya que poner de manifiesto "lo irracional"... además, ¿qué es un elemento irracional?, ¿son elementos irracionales lo que desde nuestro punto de vista son "supersticiones" y que en cambio para ellos consistían en "ceremonias religiosas"?, ¿lo son los comportamientos que se alejan de una ética de la responsabilidad cuasi-cristiana, lejana al arrebato de los héroes de la Ilíada?... Y sobre todo, ¿qué tiene que decir la Historia de todo eso? La Historia no debería jugar con esos conceptos tan relativos e insostenibles, que por supuesto sí sirven para la ensayística, o para una obra llanamente filosófica. En cuanto a su Age of Anxiety creo que, aunque sobran muchas aseveraciones más o menos gratuitas, no está mal como lectura general acerca de los sentimientos que albergaban aquellos lejanos parientes del siglo III. Además, resulta muy interesante observar la dialéctica pagano-cristiana.

Para terminar, prometo hablar algún día de un padre y un hijo. Y no falta el Espíritu Santo porque no se trata de ninguna Santísima Trinidad. Me refiero a Balthasar Klossowski de Rola (Balthus) y su hijo Stanislas. He dejado clara en esta página mi completa admiración por el primero (el padre), ahora bien, del hijo habría quizás que hablar algo más, a propósito de la interpretación "tradicionalista" o "esotérica" de la alquimia que propugna. Me he acordado de esto, porque estos últimos días he estado echando un vistazo al foro de discusión académica moderado por Adam McLean en The Alchemy Web Site, y me han llamado poderosamente la atención algunas de las tesis que sostenía. Pero eso será otro día.

miércoles, 4 de junio de 2008

Ediciones herméticas


Un tema de capital importancia para los estudios en el entorno académico de los textos herméticos, es una adecuada edición crítica de los mismos. En España, la primera edición "crítica" fue la denominada Tres tratados: Poimandres, La llave, Asclepios (1980), a cargo de Francisco Samaranch Kirner, un hombre dedicado de forma intermitente al estudio de la Historia de Hermetismo tardoantiguo. Su edición de los textos herméticos, si bien ahora mismo se nos antoja anticuada y con un aparato crítico muy raquítico, puede que iniciara cierta chispa de interés académico en nuestro país sobre el fenómeno hermético.

Además, la tesis de este señor creo que constituyó en su día un vigoroso respaldo a lo que Renau Nebot llama con buen criterio "segunda época" de los estudios sobre hermetismo (tardoantiguo); en general, la época en la que la interpretación del hermetismo alejandrino daría un pequeño giro copernicano, con la publicación de los textos de Nag Hammadi. Pues bien, la tesis, titulada Elementos egipcios en el corpus hermeticum (1970), por desgracia sólo parcialmente publicada, tuvo cierta resonancia internacional, como lo demuestra este comentario de Alberto Camplani, citado por el propio Sr. Samaranch en su última obra publicada sobre estas cuestiones, Filosofía y teúrgia (1999):
"É solo a partire dal 1970, con la dissertazione di Samaranch Kirner, che questa corrente di studi si apre ad una riflessione più ampia sul rapporto tra ellenismo e cultura egiziana" (Ermetismo ed Egitto: limiti di un'eredità, 1996).
Francisco Samaranch Kirner ha publicado otros trabajos sobre hermetismo tardoantiguo: "Sobre algunas encrucijadas del pensamiento helenístico: el hermetismo" (1987) y "La cara egipcia de los logoi hermeticos" (1988). Estos ensayos fueron concebidos de alguna manera, junto con la citada obra Filosofía y Teúrgia, como "revisiones" periódicas de la ya antigua tesis doctoral. Los dos ensayos citados de los años 87-88, vienen a cuento debido a la publicación de las ya clásicas obras Hermès en Haute-Égypte (1978-82) y The egyptian Hermes (1986), de Jean-Pierre Mahé y Garth Fowden respectivamente.

Pero esta no fue la primera edición (crítica o no) de algunos de los textos herméticos tardoantiguos en nuestro idioma. José Rodríguez deja constancia en su artículo "La Alquimia en España durante el Período Modernista a través de sus Libros", p. 213, de una olvidada traducción de Pedro Guirao de 1928. Además, la página de la Bibliotheca Philosophica Hermetica nos remite a otra muchísima más antigua (no publicada): A very early Spanish translation by Diego Guillen, 1485 (Escorialensis cast. b.IV.29; cf Kristeller SF II, p.cxxx), sobre la base del texto de Ficino.

En fin, la publicación de la imprescindible edición de los textos herméticos de Nock y Festugière, supuso la imposición de una vara de medida muy exigente a la hora de emprender cualquier clase de acercamiento académico, bajo la forma de edición crítica, de los textos. Actualmente, en nuestro país las ediciones críticas de los textos herméticos son excelentes: la colección de textos clásicos de Gredos publicó en su día la tesis doctoral de Xavier Renau Nebot, en una edición que a mí me parece sobresaliente. Asimismo, Antonio Piñero, junto con Montserrat Torrents y García Bazán, han editado críticamente con mayor extensión los textos herméticos de Nag Hammadi.

Sobre las abundantes ediciones acríticas de los textos herméticos hablaré otro día. No obstante, sí que diré que me llamó mucho la atención en su momento la pequeña introducción española a una edición del Corpus y el Asclepio, con un buen estudio preliminar y notas de Brian Copenhaver; por lo que pude entender, ridiculizaban la labor historiográfica desplegada en la edición de los textos, y hacían una más que curiosa dedicatoria, que parecía destinada a "iniciados" o algo así; este tipo de comentarios, me recordó al peculiar diccionario (por otro lado, muy bonito) de Ana María Vázquez Hoys; me refiero al Arcana mágica: diccionario de símbolos y términos mágicos, publicado por la UNED en 2003, y que tras un esotérico guiño en sus primeras páginas, incluye una más que curiosa definición en la entrada correspondiente a "Hermetismo"... Creo que, hoy por hoy, queda muchísimo por hacer en España para la revalorización académica de la Historia del Hermetismo, y la verdad, no me gusta demasiado la idea de que no haya una buena bibliografía en nuestro idioma sobre el tema.

Por otro lado, ayer mismo pedí la voluminosa y carísima obra Hermetism from late antiquity to humanism, mediante préstamo interbibliotecario a la Facultad de Teología de Granada, lo que supondrá unos ocho eurazos, pero lo que supondrá también el acabar de una vez con una obsesión que ya dura demasiado. Desde que supe de ella hace años, como ganadora del Premio al Libro del Año otorgado por Azogue, y fallado en 2004, no se me ha quitado de la cabeza. Al fin y al cabo, profundizar en esa visión totalizadora del fenómeno hermético, llevada a cabo nada menos que por los mejores especialistas sobre la cuestión, es algo muy importante para continuar con mis estudios herméticos. Por fin (o eso espero), en unos días podré contemplarla, quitándole un tiempo preciado a los dichosos exámenes.

Queda actualizada la sección dedicada al "Hermetismo técnico", sección en la que pretendo iniciar una recopilación de textos herméticos dotados de aparato crítico, basándome en el proyecto Hermes Latinus, y las conocidas obras de hermetismo técnico tardoantiguas estudiadas ampliamente por Festugière en su Révélation, etc. Espero continuar ampliando esta sección lo mejor que pueda. No resulta fácil enfrentarse a este aspecto del hermetismo con cierto rigor, y además la enorme avalancha de informaciones contradictorias y la elevada especialización técnica de la materia, hacen bastante "delicado" cualquier acercamiento mínimamente riguroso.