miércoles, 31 de diciembre de 2008

Balance


"No despreciéis las controversias ni descuidéis la retórica, ni el contacto con los poetas. Sea vuestra aplicación a las ciencias mayor aún, y que todo vuestro esfuerzo sea sea el conocimiento de las doctrinas de Aristóteles y de Platón". Juliano César. Carta a Eumenio y Fariano.
Dado que acaba el año, creo que procede hacer un balance de este periodo tan productivo y ajetreado, ¡y no sólo en mis estudios herméticos! Durante el año 2008 he tenido la oportunidad y la suerte de poder plasmar mis propias ideas, impresiones, lecturas y desventuras en este cuaderno, hecho este por el que le estoy profundamente agradecido a José Rodríguez; que además, y por si este cuaderno fuera poco, me ayuda siempre que puede con paciencia y esmero, resolviendo todas las cuestiones que le formulo (y eso que me contengo, ¡porque si por mí fuera le ametrallaría a preguntas!). Dicho esto, he de dar las gracias a otras personas. En estos difíciles y tortuosos terrenos filosóficos e historiográficos he hallado gestos de amistad por parte de muchas personas que admiro, lo que me llena de alegría y me da fuerzas para continuar. Por eso, mando un abrazo para la profesora Lozano Sampedro, Miguel López, Tomislav Petkovic, Ramiro Tapia y Carlos Gilly. ¡Deseo que el próximo año 2009 sea un año feliz para ellos!

En cuanto a esta página, albergo muchos proyectos para mejorarla. Entre ellos: elaborar una digna sección de "preguntas frecuentes", y un glosario decente sobre filosofía hermética y cuestiones afines, así como agrandar la sección dedicada al hermetismo técnico con una digna introducción a los textos de inspiración hermética de mayor relevancia (como la archiconocida Tabla Esmeralda, por ejemplo), y un pequeño análisis sobre fenómenos como la teúrgia o la magia astral, por ejemplo. Además, engrosaré la sección de textos y documentos con algunas cosas que tengo por ahí; y en cuanto a la sección sobre hermetismo y arte, entre otras cosas, espero tener la suficiente información como para crear en breve espacios dedicados a la música, la arquitectura y la escultura. Asimismo, creo que habría que incidir más en el estudio del ambiente no sólo filosófico tardoantiguo; el conjunto de filosofías "de transición" entre la Antigüedad y la Edad Media, a saber: medioplatonismo, neoplatonismo, gnosticismo, estoicismo, etc., nos ayudan a ubicar las doctrinas del Trimegisto en ese brumoso conjunto que conforma a la civilización helenística; en este sentido, creo que es muy bueno también tener en cuenta la dialéctica pagano-cristiana, en la que el hermetismo, creo yo, juega un papel importante. En definitiva, creo que sería útil un breve y eficaz estudio filosofía por filosofía y autor por autor, valiéndonos en todo momento de una bibliografía básica que ayude al investigador a iniciarse en el tema.

Pero lo más importante es que todo esto resulte ser útil para otros investigadores hispanohablantes en mi misma situación; por el momento, no he encontrado a ningún estudiante de estas características realmente interesado en continuar sus estudios en estos apasionantes terrenos del conocimiento (desde un punto de vista académico); espero que se solucione con el tiempo, porque empiezo a sentirme un poco solo. Y digo lo de "hispanohablante" porque precisamente de eso se trata: de revalorizar el estudio académico de la Historia de la Filosofía Hermética en España y en el conjunto de países americanos de habla hispana. En nuestro país ya hay suficientes charlatanes y ocultistoides de salón, y creo que ya es hora de que jóvenes estudiantes e investigadores en mi misma situación se decidan a dar un paso adelante, y a ver en el hermetismo un campo abonado para el estudio (y el arte).

En cuanto a mí, tengo muchas ganas de continuar con mis estudios sobre la cosmovisión contenida en la obra de Patrizi Nova de Universis Philosophia (en esto, ahora sigo la pista a Laura Puliafito); por otro lado, deseo profundizar en la magna obra de Khunrath Amphitheatrum Sapientiae Aeternae (1595), de la mano de los trabajos de Carlos Gilly. Además, estoy muy interesado en los estudios del Dr. Hiro Hirai (¡a ver si en breve puedo recurrir al préstamo interbibliotecario para acceder a ellos!). Finalmente, deseo ponerme con seriedad en mis humildes indagaciones para con las obras renacentistas y barrocas de magia natural realizadas por "científicos" jesuitas relacionados con España; en cuanto a esto, hace tiempo que comencé a bucear en los fondos bibliográficos de la Facultad de Teología de Granada. Por supuesto, este tema no tiene demasiado que ver con la filosofía hermética, pero aun así creo examinar el ambiente científico (por el lado católico) imperante durante el tránsito de la cultura renacentista a la barroca, ayudará a poner las cosas en su justo lugar, deslindando las posturas eminentemente platónico-herméticas de los balbuceos de la ciencia moderna. Muy pocas veces ambas posturas estuvieron unidas y confluyeron al mismo lugar; además, debe ser muy revelador para la Historia de la Ciencia, por lo que he tenido la oportunidad de leer en la vetusta biblioteca de Salamanca, analizar las clases de magia que Delrío describe al comienzo de su Disquisitionum Magicarum; imagino que hay una bibliografía adecuada para esto, que espero ir consultando con paciencia. En cuanto a Nieremberg y Castrillo, supongo menor la importancia de sus obras, sobre todo en el caso de este último. En fin, hay mucha tela que cortar en esto, y espero que la insigne institución granadina vinculada a la Compañía de Jesús me ayude. Por cierto, en breve (en cuanto pase la Navidad, digo), pediré mediante préstamo interbibliotecario aquellos números de la revista Bruniana & Campanelliana que más me interesan (que no son pocos); tengo la lista completa de artículos y nada más echarle una ojeada se me ponen los dientes largos.

Todo esto se puede resumir muy bien con esta frase: seguir trabajando y seguir estudiando. El trabajo que desempeño en esta página, si bien no me da de comer ni lo hará, me da otras cosas más importantes, y entre ellas la oportunidad de comunicarme con personas que admiro, y quizás lo más importante, el poder expresarme libremente acerca de las regiones del saber que me obsesionan. El campo de la investigación académica es un campo plagado de gente apasionada y competente, gente con ganas de trabajar y ayudar a los demás en esta misma tarea. Además, y creo que este hecho es uno de los más afortunados para las personas con ansias de conocer, mi biblioteca personal va creciendo; entre fotocopias, apuntes, libros, libretas y cedés, mi casa en unos años va a parecer un laboratorio de alquimista. Por otro lado, puede que lo más desafortunado de todo este asunto sea, y en esto sigo a José Rodríguez, el tiempo que el trabajo quita al estudio, y que en mi caso está retardando el desarrollo de mi carrera y de este mi proyecto como investigador. Pero bueno, por otro lado, tener trabajo es una feliz noticia (¡sobre todo en estos tiempos!). Sólo espero sacar tiempo de debajo de las piedras, y desde luego estoy decidido a conseguirlo.

Este año ha sido un año ajetreado para mí debido a motivos personales que no vienen a cuento, y a un cambio de residencia que me ha obligado a realizar ese odioso procedimiento denominado "traslado de expediente", que obliga a una convalidación parcial de estudios. En fin, cosas que pasan. De cualquier manera, y aunque me ha apenado dejar la ciudad del Tormes, estoy muy contento de estar otra vez en Granada. Nada más, ¡feliz año nuevo para todos los que lean esto, y un abrazo para las personas que aprecio!

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Feliz Navidad


"Sicuramente possiamo affirmare che l'universo è tutto centro, o che il centro de l'universo è per tutto; e che la circunferenza non è in parte alcuna, per quanto e differente dal centro". Giordano Bruno, De la causa, principio et uno, 1584.
Me encanta la Navidad. Me recuerda felicidades y alegrías de la infancia, y en este caso al menos, los recuerdos llenan por sí solos el vacío dejado por las ilusiones pasadas. Porque disfruto de estas fechas, hoy quiero hablar de una de las principales y más bellas razones (si no la principal) que me llevó a emprender mis estudios herméticos. Me refiero a la exaltación del ser humano expuesta en las obras de muchos autores del Renacimiento. Desde luego recuerdo la obra de Yates, Giordano Bruno y la tradición hermética, con mucho cariño. En sus páginas encontré una nueva definición del Renacimiento con la que no contaba, que me hablaba de personalidades que por aquel entonces no me sonaban demasiado: Pico della Mirandola, Marsilio Ficino, Francesco Giorgio, Francesco Patrizi, Tommaso Campanella, Johannes Reuchlin, Agrippa de Nettesheim, y por supuesto, Giordano Bruno. Además, la Sra. Yates hacía un pequeño y necesario estudio introductorio a los Hermetica tardoantiguos; la clave para entender buena parte del pensamiento renacentista radicaba en el estudio de la mística tardoantigua, o por mejor decir, del platonismo (principalmente tardoantiguo). Este hecho no fue descubierto por Yates, a pesar de que fuera una de las pioneras de este nuevo enfoque histórico, hoy ineludible si se quiere entender el núcleo de la Modernidad en Occidente.

Según deja claro Frans A. Janssen, Director de la Bibliotheca Philosophica Hermetica de Ámsterdam, en su artículo "The Hermetic Galaxy" (en Magia, Alchimia, Scienza dal '400 al '700, Venecia/Ámsterdam: Centro Di, 2005, vol. I, pp. 25-26), el ya clásico estudio de Burckhardt, La Civilización del Renacimiento en Italia (1860), si bien no menciona a los textos herméticos tardoantiguos directamente, tacha al platonismo reinante como "el segundo y más grande renacimiento de la Antigüedad"; y concluye que de la unión entre el "misticismo medieval" y el "platonismo renacentista", nacerá una nueva era para Occidente. Posteriormente, grandes historiadores como Eugenio Garin, Paul Oskar Kristeller y la ya citada Yates, estudiarán más a fondo esos mismos "textos platónicos", poniendo el acento en la influencia hermética de los mismos.

Resulta difícil analizar objetivamente ese conjunto de fenómenos históricos que llamamos "Renacimiento"; surgen muchas preguntas al azar, y todas sin una respuesta concluyente: ¿es el otoño de la Edad Media?, como reza el título de un conocido estudio sobre el periodo, ¿se trata realmente de una nueva era para el pensamiento?, y quizás menos importante: ¿estamos ante un renacimiento del pensamiento antiguo, o más bien deberíamos hablar de una mera reinterpretación?... Si de por sí la Antigüedad es un periodo complejo, qué decir de los cristianos siglos XV y XVI. En el análisis histórico, como en el popular, muchas concepciones pasadas se solapan con nuestras propias visiones y anhelos; así, desde mi punto de vista, una buena parte de los elementos relacionados con las (supuestas) aplicaciones prácticas del hermetismo (magia astral, teúrgia, y "alquimia pansofística-hermética", por poner algunos ejemplos), provienen no de la Antigüedad, donde creo yo que se ponía el acento en el aspecto meramente religioso o "metafórico" de las enseñanzas religiosas, teológicas o filosóficas (al fin y al cabo se trata de un despertar del pensamiento religioso íntimo o místico en el núcleo de la población greco-romana, lo que llevará al triunfo del cristianismo), estas "aplicaciones prácticas" provienen, como decía, del propio Renacimiento, donde, en efecto, se va fraguando una nueva relación entre el hombre y la Naturaleza, basada, progresivamente con mayor ahínco, en una comprensión más inquisitiva de ésta y en un afán de dominación. En nuestro tiempo, tras la Ilustración, este intento de dominación es de carácter exclusivamente científico, pero durante el Renacimiento la religión podía ser por sí sola una vía de acercamiento y dominación de las realidades emanadas-inmanentes de Dios. El caso más evidente es la obra de Pico, pero las artes (pseudo)-lulianas desarrolladas en la obra de Bruno dejan a las claras esto que digo.

Por supuesto, el elemento más importante, creo yo, para comprender el tránsito entre el mundo "medieval" y el "moderno", es la concepción cambiante de la llamada "magia natural", en la obra de muchos autores del periodo (y no sólo del ambiente platónico-hermético, dicho sea de paso). Ahora no procede hablar de esto, porque dada su enorme complejidad nos extenderíamos demasiado, baste con decir que aquí radica la ruptura epistemológica fraguada del siglo XV al XVII. Con el tiempo y el "arrasador" proceso ilustrativo, la mayoría de estas obras de trasfondo hermético caerían en el pozo del olvido y en la vacua especulación pseudo-mística (por supuesto, no incluyo a las obras rosacruces del siglo XVII en este recuento), perdiéndose esta antigua y bella exaltación de la dignidad del hombre. Esto sería así hasta la segunda mitad del s. XIX, donde la ciencia (histórica) fijaría su atención en estos inexplorados terrenos del pensamiento, nombrando y colocando a cada cosa en su justo lugar. Paralelamente a esta labor concienzuda que aún hoy parece haber apenas comenzado, la cultura popular desarrollaba sus propias reinvenciones de aquellas añejas y extintas filosofías platónicas, pero esta vez sobre la base del enfrentamiento con el pensamiento científico o positivista (hablamos del ocultismo, la Nueva Era, del neo-gnosticismo, y un largo etcétera).

La conclusión a esto que he dicho creo que debe ser la siguiente: los felices hombres del Renacimiento estaban creando un mundo nuevo con sacrificio. Mediante un análisis riguroso de su propia realidad filosófica y social, trataron durante dos siglos, y con distinto método y perspectiva (según autor y lugar de nacimiento), de acercar la refinada civilización de la Antigüedad a su propio mundo. Para ello desarrollaron una titánica labor filológica y filosófica sin precedentes (los casos más inmediatos eran, por aquel entonces, los micro-renacimientos plenomedievales); una labor que personalmente admiro, y de la que todos deberíamos aprender; quizás no de sus métodos analíticos o científicos, pero sí de su entusiasmo y arrojo. De hecho, pienso que este enorme esfuerzo coordinado de los europeos, debe ser considerado como la verdadera matriz del mundo moderno, y no así la Ilustración, cuya exagerada proyección ad futurum, precipitaría en muchos casos el olvido y la vuelta a la barbarie (esta vez tecnificada).

No puedo acabar esta entrada sin agradecer al Sr. Gilly su bello gesto. Sin el apoyo de personas sabias y desinteresadas como él, esta página no sería posible. Desde luego, estas Navidades para mí están colmadas de felicidad. Espero que haya recibido mi correo de confirmación y agradecimiento, y en cualquier caso, muchas gracias de nuevo.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Conclusiones Esotericae


"Mi imaginación enfrentada a la realidad se parece un hombre que, visitando las ruinas de un monumento destruido, tiene que pasar por los escombros, seguir los pasadizos, agacharse en las poternas, para reconstruir más o menos el aspecto original del edificio en la época que estaba lleno de vida, cuando la alegría lo llenaba de cantos y risas o cuando el dolor era un eco para los sollozos". Alejandro Dumas.
Esta cita de Dumas está extraída de una entrevista al Sr. Pérez-Reverte en El País, y la he puesto como encabezamiento porque creo que además de ser una de las razones más hermosas que inspiran al novelista, resume muy bien la labor de todo buen historiador. Por otro lado, esto es obviado por los que no pretenden dedicarse a un quehacer historiográfico concienzudo, bien porque les da igual (es el caso del filósofo y la "dialéctica general" del discurso filosófico), o bien por mera ignorancia (es el caso, para lo que nos atañe, de los tradicionalistas, o de aquellos historiadores más cercanos a interpretaciones un tanto parciales o excesivamente sistemáticas). Esto viene a cuento porque desde el mes pasado le llevo dando vueltas a la idea de escribir algo acerca del denominado "Esoterismo Occidental". Quien me haya leído hasta ahora sabrá que no estoy muy convencido con la razón de ser de esta disciplina histórica desarrollada primordialmente entre Holanda y Francia; quizás este hecho les puede parecer paradójico a muchos, ya que se supone que pretendo dedicar mi labor investigadora a la Historia del Hermetismo, y qué mejor que hacerlo que nadando en el estanque de la especialización. Bueno, trataré de explicarme lo mejor que pueda.

Antes que nada, he de decir que aún me falta mucha bibliografía por leer sobre el tema. Mis referencias en todo momento son Faivre y Hanegraaff, precisamente los valedores de este "Esoterismo Occidental". En sus escritos se vislumbran las razones que les han llevado a sistematizar el estudio de la Historia de la Filosofía Hermética y sus corrientes aledañas, y aunque creo haberlas leído y releído con impecable atención, no sé... no me convencen demasiado. Quizás estos dos investigadores sí pueden presumir de haber llevado a cabo una labor encomiable en los difíciles terrenos del hermetismo moderno, pero dudo mucho sobre la continuidad de su legado. Según mi experiencia, los estudiantes que enfocan sus estudios de posgrado en esta especialidad, suelen ser excesivamente "creyentes" en esto del hermetismo, es decir, que adoptan una visión "emic" (y pido perdón a la antropología por adoptar puede que impropiamente el término) del asunto. Lo que pretendo decir es que a un mozalbete ávido de conocimientos esotéricos no se le puede encaminar tan alegremente hacia la especialización. El hermetismo juega un papel fundamental en cada época histórica, pero en todo momento ha de contemplarse su participación en virtud de un contexto mucho mayor y siempre cambiante. Y esto es esencial. Para comprender los elementos herméticos y neoplatónicos del humanismo renacentista, iniciado entre otros por Nicolás de Cusa, uno debe entender la Devotio Moderna y la mística renano-flamenca, por ejemplo. Y además, y siguiendo con el ejemplo, debe conocer con cierta profundidad las fuentes concretas que llevaron a estos devotos creyentes y filósofos a hablar del Trimegisto en sus escritos, y todo ello teniendo en cuenta las polémicas habituales en el seno de la Iglesia. No es que yo conozca estas fuentes y pueda hablar de ellas, como ya he dicho en más de una ocasión, soy un simple ignorante; lo único que sé es que cualquier estudio "microcósmico" obliga al investigador a conocer un enorme "macrocosmos" complejo y cambiante, un macrocosmos que no tolera un embudo de especialización demasiado estrecho. Por otro lado, sé muy bien que el Sr. Hanegraaff es plenamente consciente de estas dificultades, y además que las sortea con gran elegancia, pero no estoy tan seguro en cuanto al colectivo estudiantil que le circunda. Ojo, no estoy seguro de esto que digo, y espero poder comprobarlo alguna vez in situ.

Antes de seguir con la argumentación traduzco aquí la definición que la Universiteit van Amsterdam hace del "Esoterismo Occidental":
"El moderno término de "Esoterismo Occidental" es utilizado como una denominación general para referirse a una gran variedad de corrientes y tendencias religiosas en la cultura occidental –desde la Antigüedad en general, y desde el Renacimiento a nuestros días en particular–, caracterizadas todas por la creencia en que el verdadero conocimiento de Dios, la creación, y el hombre sólo pueden ser aprehendidos en términos de experiencia espiritual o iluminación interna. Esta clase de "conocimiento" se ha identificado normalmente con la palabra griega "gnosis". Partiendo de este planteamiento se tratará de ir más allá de la mera racionalidad y el lenguaje dialéctico, y así, será representativo de este Esoterismo Occidental una marcada preferencia por utilizar formas de expresión "imaginativas", simbólicas y míticas. Por esta razón, las corrientes que conforman el Esoterismo Occidental no se detienen en los dominios de la religión y la filosofía, pero se confunden con éstas en cuanto a las artes visuales, la música y la literatura. Asimismo, debido a que estos movimientos reclaman un conocimiento superior no sólo sobre Dios y el hombre, sino además sobre el mundo físico, han formado parte de la historia de las ciencias naturales, y son esenciales para entender la revolución científica operada en el siglo XVII. Los procesos de modernización, secularización y desencanto del mundo, desarrollados desde el siglo XVIII, han causado una profunda transformación del Esoterismo Occidental, y es habitual en nuestros días que éste trate de presentar sus perspectivas como compatibles (o superiores) frente a la ciencia dominante. Desde que la Iglesia y el Estado iniciaran su separación, las modernas democracias han asistido a una enorme proliferación de fraternidades y organizaciones esotéricas, que no es otra cosa que un evidente surgimiento de un "ambiente espiritual", con el fin de satisfacer los intereses esotéricos del moderno consumidor de espiritualidad".
Como definición es impecable, pero desde mi punto de vista no aclara el por qué ha de estudiarse como un todo disciplinar la filosofía helenístico-egipcia fraguada en los centros urbanos del Egipto ptolemaico y romano y que conocemos como "hermetismo", y por ejemplo la Teosofía de Blavatsky, un intento decimonónico de sincretismo religioso ligero y de tono "esotérico". Qué demonios, no tiene absolutamente nada que ver una cosa con la otra, y si bien puede trazarse una línea delgadísima desde algunas filosofías de las postrimerías de la Antigüedad (y no sólo el hermetismo) y los modernos movimientos esotéricos, sus principios y fines son tan distantes y distintos, que a la hora de emprender cualquier estudio sobre el tema, realmente la utilidad de esta visión global pierde sentido. De hecho, creo que habría que deslindar el estudio de muchos de los movimientos y filosofías antiguas y modernas considerados dentro del Esoterismo Occidental (por ejemplo, los modernos movimientos esotéricos, la Nueva Era, la Teosofía de Blavatsky o el Ocultismo, además del Gnosticismo Tardoantiguo, el Medioplatonismo o el Neoplatonismo) del estudio de la Historia de la Filosofía Hermética, y no es que pretenda ser canónico o decir con milimétrica precisión qué es el hermetismo, pero sí que creo que levantar demasiados puentes entre cosas excesivamente separadas en el tiempo y en la propia esencia, no hace sino confundir al neófito y en cualquier caso empobrecer la calidad investigadora. Por decirlo claramente, en la actualidad pienso que es innecesaria esta especialización de cuño franco-holandés, y prefiero la forma de trabajar, entre otros, de los investigadores que forman el proyecto Hermes Latinus (por citar sólo algunos nombres: Jean-Pierre Mahé, Paolo Lucentini, François Hudry, Ilaria Parri, Damien Delp, Pasquale Arfé, Antonella Sannino, David Porreca, Isabelle Draelants, Moshe Idel, Charles Burnett, Kevin van Bladel, Sylvain Matton, Jean-Marc Mandosio, Irene Caiazzo, o José Rodríguez). Considero sus logros más honestos y humildes en su ejecución, y desde luego están sabiamente alejados de los discursos excesivamente abstractos e inútiles del tipo "¿Qué es el Esoterismo?", etc. Por otro lado, no creo que pueda hablarse de una añeja "historiografía clásica" ocupada incidentalmente en la Historia del Hermetismo (Festugiére, Yates) y una actual historiografía especializada y por lo tanto más eficaz. No sé, el tiempo lo dirá, supongo.

Creo que puedo resumir lo que digo en esto mismo: prefiero un historiador "al uso", experto, por decir algo, en el Renacimiento o en la Historia de la Iglesia en el Barroco, y que eventualmente se dedique a vislumbrar esto del hermetismo, que un estudiante que nada más acabar sus estudios de Historia o Filosofía se especialice en Historia de la Filosofía Hermética. Yo creo que este último carecerá desde el principio de una adecuada preparación, que dada la marginalidad inevitable de la filosofía hermética en el contexto de la Historia general del Pensamiento, le llevará a conclusiones en exceso precipitadas; este hecho unido a la "delicada" naturaleza del hermetismo, que se presta más que otra filosofía al entusiasmo militante, puede que dé como resultado a más hermetistas indignados por un mundo desacralizado que a historiadores como Dios manda.

Estoy de acuerdo con una cierta especialización de los historiadores de la religión y la ciencia en los modernos movimientos "esotéricos" y herméticos, que creo siguen un mismo patrón que ahora no viene al caso comentar. No obstante, todo lo que pueda decir no tiene valor ante una persona con verdadera vocación y talento, que inmerso o no en la especialización, desarrolle un buen trabajo... Tan sólo quería expresar aquí mis dudas acerca del denominado "Esoterismo Occidental", una joven disciplina aún a examen.

Por cierto, quería dar la "bienvenida" a José Rodríguez, que gracias al cielo ha reaparecido con una entrada interesantísima en su blog. Me comenta José Rodríguez que me quede tranquilo acerca del hospedaje, ¡y en verdad lo que me preocupaba era su salud!, y es que las desapariciones repentinas siempre estimulan la imaginación... Cambiando de tema, las imágenes de la conferencia me han parecido fantásticas, y de hecho, ávido de conocer cómo había ido el evento, le envíe hace tiempo un correo a su organizador, Miguel López, que me reenvió al blog de McLean; pero ver así, tan de cerca, las caras de investigadores de primer nivel que uno admira no tiene precio. ¡Ojalá hubiera podido ir! Una lástima.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Nuevos Laberintos de Interior


"Deus est principium sine principio, processus sine variatione, finis sine fine". Dios es principio sin principio, proceso sin mudanza, fin sin fin. Liber de viginti quattuor philosophorum.
Hace unos días me escribía Ramiro Tapia informándome de una nueva exposición suya en Madrid, ahondando en la serie "Laberintos de Interior". La verdad es que tengo unas ganas inmensas de ir, y me llenó de júbilo que nada menos que el mismísimo Sr. Tapia me informara personalmente de una de sus exposiciones. Para mí sería un gran honor asistir a ésta, como lo fue en su momento asistir a la organizada por la Universidad de Salamanca. Desde el principio quedé maravillado por el arte de Ramiro Tapia, y el poder mantener correspondencia con uno de los más grandes pintores que han existido, no sé... Hay cosas que te animan a continuar en los duros trances de la vida, y esta es una de ellas. Lamentablemente ahora tengo poco tiempo para organizar viajes, ¡incluso para preparar inmersiones en las para mí novedosas bibliotecas granadinas!, pero trataré de no faltar a la cita.

En la sección dedicada al hermetismo y el arte hay mucha bibliografía y enlaces interesantes para iniciarse en el simbolismo hermético, alquímico, cabalístico, esotérico, místico o teosófico, pero también se cita un concepto fundamental en la pintura, y además se trata de una región artística poco conocida entre el gran público: hablo del denominado "Arte Visionario". De hecho, para muchos, la obra de Ramiro Tapia estaría encuadrada no en etiquetas tales como "abstracción" o "simbolismo", sino en este concepto del que hablo. Bueno, desde mi punto de vista, esta etiqueta o este concepto, o como se le quiera denominar, carece de importancia. Incluso diría que hay mucha morralla orientalizante, esotericoide o "new age" bajo esta etiqueta, debido a que es una región del arte, no sólo limitada a la pintura por cierto, que por su propia naturaleza permite la entrada a todo tipo de cenagales y lodos pestilentes. Pero eso sí, el grado de profundidad y espectacularidad de las obras de algunos artistas encuadrados en esta corriente, me deja sin respiración. ¿Se podría decir que el hermetismo juega un papel fundamental en el vértice inspirador de estos artistas? Yo diría que sí; en el propio registro de pintores que llevo en la página, dejo constancia de la veracidad de esta afirmación. Pero desde luego el hermetismo no es la única filosofía vertebradora de la visión artística de estos genios. El (neo)platonismo y el cristianismo, en muchas ocasiones, dos caras de una misma moneda, han inspirado e inspiran gran parte de las obras no sólo de los clásicos, pero también debemos buscar referencias en el lejano oriente y en la fusión, a veces muy poco justificada, entre filosofías y religiones venidas del Oriente, como el hinduísmo o el budismo, y principalmente las filosofías de corte platónico de las postrimerías de la Antigüedad.

Lo cierto es que el artista no se plantea justificación, raíz, legitimidad o inspiración, y de hecho no debe de hacerlo en ningún caso. La creación artística es espontánea, fugaz, perecedera y eterna a un mismo tiempo, es ígnea y delicada, inalcanzable y terriblemente palpable. Es un todo, un organismo paralelo orquestado en el interior de la mente humana, y cuando a eso le unimos la pasión por conocer y la inspiración religiosa o mística, el resultado es una obra de arte inquietante y monumental... Esto tiene otra cara no tan alegre: el grado de oscuridad de una obra así espanta al gran público (incluso al más versado), y deja relegada a una obra inmortal a ser sólo un mero objeto de museo o culto por parte de unos pocos. Pero no nos engañemos: en el arte no hay terrenos marginales, sino pintores poco reconocidos. Claro está, aquí es donde entran el atrezzo y el espectáculo decadente del teatro pictórico posmoderno, que vende a bombo y platillo a aquellas caras y estilos que le interesan en cada momento. Pero la mirada del artista, así como la del filósofo, es atemporal. Para las cronologías ya estamos los historiadores.

Siguiendo con esta cuestión, en Facebook he descubierto cosas muy interesantes. Al principio pensé que se trataba de una especie de chat de lo más vulgar, donde la gente paseaba sus intimidades como en cualquier escaparate de unos grandes almacenes (una de nuestras actuales lacras), pero he descubierto que hay mucha gente interesante metida en estas cuestiones del hermetismo y de las corrientes esotéricas en general. Más en el terreno anglófono que en cualquier otro, todo hay que decirlo. En cuanto al ya citado "Arte Visionario", hay varios grupos o foros interesantes ("Visionary Art", "Fantastic Art"...) y un nombre a tener en cuenta: Christian De Boeck; su labor de divulgación y promoción de muchos pintores ya olvidados es encomiable, e invito a todos los interesados a que sigan sus andanzas por esto del Facebook.

Para acabar, qué menos que animar a todos los interesados y aficionados al arte a que acudan a la exposición de Ramiro Tapia. Seguro que saldrán convencidos y satisfechos, y por qué no, con un cuadro magistral bajo el brazo (¡siempre y cuando la crisis lo permita, claro!).

viernes, 31 de octubre de 2008

La Caída de Adán


Entonces Prónoia vio al ángel y lo amó. Pero él la odiaba porque ella estaba en la oscuridad. Ella deseaba adherirse a él, pero no pudo. Al no poder satisfacer su amor, vertió su luz sobre la tierra. Desde este día este ángel fue llamado "Adán de Luz", cuyo significado es "el luminoso hombre de sangre". Sobre el origen del mundo.
El hermetismo es una "gnosis", y la gnosis es (por si alguien dudaba acerca del significado del término), como ya dejara sentado el congreso de Mesina en el año 1966, "un conocimiento de los misterios divinos reservado a una élite". Estas formas de revelación gnóstica abundaron en el pensamiento religioso (¿filosófico?) del Egipto de los siglos I al IV d. C., y entre esas formas gnósticas hallamos las que creo han alcanzado mayor fama después del hermetismo, a saber: el gnosticismo herético cristiano en sus vertientes más conocidas setiana y valentiniana. Recomiendo a aquellos lectores más interesados en el tema la magnífica introducción general desarrollada en el primer volumen de la muy cuidada edición española de los tratados gnósticos que componen la Biblioteca de Nag Hammadi, una introducción llevada a cabo, cómo no, por Antonio Piñero y José Montserrat Torrents, los dos mayores especialistas, junto con García Bazán (miembro de la ESSWE, por cierto), en estas cuestiones.

Esto viene a cuento porque hace meses prometí en otra entrada de este cuaderno hablar acerca de las interesantes y muy sugerentes relaciones entre algunas filosofías contemporáneas y determinadas corrientes gnósticas tardoantiguas. El mismo Antonio Piñero deja constancia de algunas de estas relaciones centrándose sobre todo en la literatura (y se olvida de muchas obras, por cierto, porque doy fe de que son bastantes). Creo que en su momento lo comenté pensando en la obra de Jonas, y en lo poco que estimaba su forma heideggeriana o fenomenológica de abordar un capítulo de la Historia del pensamiento demasiado alejado de nuestra época actual como para encasillarlo tan alegremente en el estrecho molde de lo contemporáneo, como si el pasado pudiera explicarse y comprenderse únicamente desde nuestro "lejano presente".

Quizás lo más llamativo de estos tratados gnósticos que nos han llegado a través de sus detractores (Ireneo, Hipólito...), o bien de fuentes primarias coptas (Nag Hammadi), sea su absoluto desprecio por el mundo material en el que vivimos. Su despreocupación es consecuencia de una visión terriblemente pesimista del Cosmos, una creación que según ellos fue el producto fortuito y horrendo de un dios menor (el Demiurgo o Yaldabaot), y que irremediablemente convierte el entorno y la sociedad humana en una penosa cárcel para el hombre espiritual. Pero, y aquí es donde creo que debemos maravillarnos más, los gnósticos no consideran que el hombre sea malo en esencia (espiritual), sino que es un ángel cuya caída es consecuencia de las maquinaciones envidiosas del Demiurgo, que jamás participó de la divinidad primordial del verdadero Dios. Es decir, que en cierto modo, los "hombres espirituales" comparten la chispa divina del Pre-Padre, y no así el Demiurgo, un dios ignorante y malvado que ha encadenado al hombre a la materia, a través de sus lacayos los arcontes. Centrémonos ahora en la concepción gnóstico-cristiana de la materia, dejando para más adelante la antropología.

Esta concepción pesimista y pegajosa de la materia la encontramos muchos siglos después, por ejemplo, en La Nausée de Sartre; evidentemente no planteada en los mismos términos religiosos o místicos, pero al fin y al cabo insistiendo en el mismo asco del que hablaba Dodds al referirse a la opinión común tardoantigua (y no sólo gnóstica) acerca de nuestro mundo sometido al devenir. El fragmento, que muchos lectores seguro que reconocerán, es el siguiente:
Yo gritaba "¡qué porquería, qué porquería!" y me sacudía para desembarazarme de esa porquería pegajosa, pero ella resistía y había tanta: toneladas y toneladas de existencia, indefinidamente; me ahogaba en el fondo de ese inmenso asco.
Desde luego, la palabra "materia" no está presente en este fragmento cumbre de la obra en cuestión, pero la "existencia" o la "libertad", conceptos tan alegremente comentados en esta y otras obras de Sartre, desde mi punto de vista remiten (y además son una mera reconstrucción moderna) a los ya remotos conceptos de "kénoma", "heimarméne" o "prónoia". El primero de ellos, supongo, es de origen gnóstico, y remite al mundo físico en oposición al Pleroma (el mundo superior o espiritual); los otros dos remiten a todo lo relacionado con la necesidad, la providencia, etc. Además, todos estos conceptos, que así planteados pueden parecer de origen e intención físico-naturales o cosmológicos, son en realidad "principios ontológicos" que determinan a priori la naturaleza humana. Es decir, el mundo físico (kénoma) está sometido a la necesidad (heimarméne) y a la providencia (prónoia), debido a la degradación de Sofía (hipóstasis equiparada al Espíritu Santo) y a la acción desafortunada de Yaldabaot (el Demiurgo). En el centro de este terrorífico tejido cosmológico está el hombre encadenado, encarcelado en un mundo de sombras cuya escapatoria viene dada por la ascesis y la pureza moral, y por un alejamiento consciente del mundo que le rodea, con el fin de despertar la chispa divina que una vez alimentó la existencia del primer hombre. Y aquí llegamos a la apasionante cuestión de la libertad.

Esta horrenda cárcel de humillaciones, enfermedades, orines y pestilencias que es el mundo según los gnósticos, puede albergar héroes. Héroes que se enfrentan a los arcontes y a Yaldabaot para elevarse sobre el kénoma y ascender progresivamente, valiéndose de la magia y la pureza religiosa (dos caras de la misma moneda), a través de las esferas astrales para alcanzar la Enéada, el "círculo" último, más allá de las estrellas fijas, y que da la bienvenida al Pleroma: a la verdadera libertad del hombre; su verdadero reino como criatura angélica y espiritual que es. Esta pesadilla y su anábasis liberadora correspondiente, me recuerda mucho a la obra de Kafka, en la que sucesivos héroes se enfrentaban a una maquinaria absurda e inalcanzable, que degradaba al individuo a ser un mero esclavo ignorado e impotente; sin embargo, en esta chatarra humana se alza un héroe que pretende alcanzar la libertad, aun en contra de todos y todo; a pesar de su alejamiento, de su alienación, de haber sido abandonado por sus seres queridos, a pesar de ser perseguido y acusado.

El hombre contra la máquina. Así pues, y a pesar de todo, la filosofía gnóstica más pesimista es en última instancia una filosofía antropocéntrica y vagamente optimista, en la medida en que concibe una salida y una chispa divina en el hombre encarcelado. De hecho, algunas corrientes gnóstico-cristianas adoraban a la serpiente del Génesis porque, según ellos, simbolizaba la libertad del hombre frente al Dios veterotestamentario, al que creían la representación de la divinidad malvada Yaldabaot, que pretendía encadenarlos y mantenerlos en la ignorancia de su propia condición superior. Desde nuestra óptica contemporánea todas estas doctrinas son perturbadoras, curiosas o extrañas hasta lo cómico, pero planteadas de determinada forma pueden dar para muchos cuentos de terror. Algo así debieron pensar los inventores de un juego de rol reciente: Kult; recuerdo que este logrado e inquietante juego de interpretación copiaba al pie de la letra, y además con mucho talento, todos estos mitos gnósticos, además de otras cuestiones de índole ocultista, insuflándole vida a un mundo (posmoderno, por cierto) terrorífico, dominado por la acción de los arcontes, y abandonados a su vez por un Demiurgo del que nada sabían.

Como se ve, estos mitos gnóstico-cristianos dan para muchas sugerentes reinterpretaciones contemporáneas. Aquí he tratado de hablar de algunas de ellas, pero aseguro a los lectores que este tema daría para más de una tesis doctoral. Es más, estoy casi seguro de que muchas de las sectas destructivas de nuestro tiempo basan algunos de sus presupuestos en estas concepciones gnósticas, en contra de otras posiciones místicas y religiosas más optimistas, como la filosofía hermética, sin ir más lejos. Eso sí, para entender el ambiente en el que surgió el hermetismo y algunos de sus escritos más famosos (en particular el Poimandres -CH I-, y el tratado de Nag Hammadi Discurso sobre la Ogdóada y la Enéada), se debe estudiar con cierta profundidad el gnosticismo.

martes, 21 de octubre de 2008

La Granada Geocósmica


No cesaremos de investigar,
y al final de nuestro camino llegaremos al lugar del que partimos;
y descubriremos aquel lugar por primera vez.
 Thomas S. Elliot.
Estos bellísimos y muy apropiados versos expuestos por el Sr. Sequeiros al final de su interesante obra El Geocosmos de Athanasius Kircher: un encuentro con la filosofía y con la teología desde las ciencias de la naturaleza en el siglo XVII (Granada: Facultad de Teología de Granada, Departamento de Publicaciones y Marketing, 2001), me servirán bien para inaugurar esta nueva etapa en mi vida, así como en esta página. Se acaba de este modo mi fructífero paso por la Universidad de Salamanca, abrazando de nuevo con ilusión la ciudad de la Alhambra, que por otro lado recordaba con mucho cariño, y a la que no he dejado de visitar estos años.

A lo nuestro. La figura, la talla intelectual de Leandro Sequeiros, eminente teólogo y científico vinculado a la Facultad de Teología de Granada, es precisamente la que hoy deseo apenas introducir, y además me servirá de digno prefacio para este nuevo comienzo. Me interesa mucho el modelo no sólo académico del Sr. Sequeiros; considero que aunar fe y ciencia es una consecuencia afortunada de la sabiduría, y sobre esto ya he dicho algo, refiriéndome a Patrizi y a Einstein. En el caso del Sr. Sequeiros, este hecho cobra la importancia de una verdadera hazaña, lo que es signo muy cierto de su grandeza como hombre cristiano y como hombre de ciencia; digo que es una "hazaña" debido a que en los tiempos que corren los particularismos, los reduccionismos y los sectarismos escasamente justificados, llevan a los hombres dedicados al quehacer intelectual a una excesiva y a veces absurda especialización, un fenómeno lamentable que empobrece el discurso filosófico en todos los ámbitos del saber. Por eso, como digo, admiro la labor del Sr. Sequeiros.

El Sr. Sequeiros realiza una interesantísima aproximación, como historiador de la ciencia, al núcleo fundamental del crisol científico que supuso el Barroco para la civilización europea. En particular, estudia la concepción pre-científica kircheriana del "Geocosmos", que explicada por el propio Kircher, nos informa de lo siguiente:
"El globo terráqueo, al que llamamos Geocosmos o mundo terrestre, al ser fin y centro de toda la creación fue dispuesto por la divina sabiduría hacedora de todas las cosas con arte e industria para todas las fuerzas del universo y cualquier propiedad particular que se esconde en los globos de las estrellas se vea también en él como resumido en un epítome" (Mundus Subterraneus, L. II, cap. I, citado por Sequeiros en la p. 70).

Es decir, y así lo explica el Sr. Sequeiros, la visión geológica de Kircher es una visión "organicista", en el sentido de considerar a los procesos físico-químicos de la Tierra como los generados por un enorme organismo vivo, dispuesto por Dios para cumplir su función de nodriza armónicamente. De esta manera, Kircher entra de lleno en la polémica de la época sobre la verdadera naturaleza de los procesos geológicos operados en las entrañas de la Tierra, es decir, en la cuestión de la formación de los metales, la vulcanología, o simplemente en la propia realidad del interior de nuestro planeta (o dicho de forma llana: entre otras, las tesis que defienden la vacuidad del núcleo terrestre frente a la concepción kircheriana de un núcleo central ígneo, etc.).

Considerar los procesos físico-geológicos como elementos que obedecen a una Harmonia Mundi orquestada por Dios, como mónada fundamental vinculada hacia su receptáculo material, desde mi punto de vista nos remonta, en un primer momento, al Timeo platónico y en general al resto de conceptos neopitagóricos, pero sobre todo nos remonta al materialismo estoico, y quizás de forma indirecta a la filosofía hermética, al vincular el Macrocosmos (sobre el modelo de Tycho Brahe, dicho sea de paso), con el Microcosmos terráqueo, en el sentido habitual helenístico y estoico de correspondencia celeste, adaptado, como bien sabemos, por el conjunto de filosofías místicas altoimperiales como el medioplatonismo, el hermetismo, el neoplatonismo y el gnosticismo.

El Sr. Sequeiros, y aquí nos vamos a permitir una pequeña crítica, etiqueta indistintamente a estas influencias filosóficas de "neoplatónicas", quizás siguiendo en exceso la obra de Capel Sáez, La física sagrada: creencias religiosas y teorías científicas en los orígenes de la geomorfología española, cuando lo que es cierto es que deberíamos hablar, creo yo, de una influencia decididamente estoica o incluso hermética (quizás ni siquiera haría falta usar el concepto de "tradición mágica" para referirse a este tipo de pensamiento). Pero bueno, si bien deberíamos aprender a identificar correctamente las fuentes filosóficas y religiosas en cada caso, esto no es esencial cuando lo que pretendemos es hablar de las "teorías físicas" imperantes y en liza durante el siglo XVII, que de hecho es lo que plantea el Sr. Sequeiros.

De cualquier manera, y es lo que deseo introducir aquí, este organismo vivo (el Geocosmos) esbozado por Kircher desde 1654 (en su Iter Extaticum Coeleste et Terrestre), en el que nuestro humilde y sabio jesuita es conducido desde las más altas esferas por el ángel Hidriel, y hasta las más recónditas profundidades por el ángel Cosmiel, me reafirma en lo que he dicho en otras entradas de este cuaderno: las filosofías de corte platónico han encontrado desde el Renacimiento nuevas sendas "epistemológicas", sólo exploradas ampliamente con posterioridad por el conocimiento científico. Aunque, por supuesto, debemos ser muy cautos a la hora de analizar esta pretensión holística (religiosa y científica) del (neo)platonismo y hermetismo de todo orden y condición, y su verdadera contribución al desarrollo de las ciencias a partir del siglo XVII.

Desde luego, lo que es cierto es que este interés por la materia se encuadra en una visión optimista de la Creación, una visión que ha encarnado muy bien la Compañía de Jesús a lo largo de su historia, en el sentido de proponer como algo útil la exploración (científica) de la realidad "sublunar". Hoy en día estas cuestiones no se discuten demasiado, pero sin lugar a dudas son esenciales para comprender el cambio de paradigma operado desde hace siglos durante el fragor de la batalla no sólo ideológica en Europa.

Para acabar, me gustaría decir que espero llevar a cabo una remodelación a fondo de la actual configuración de la página. Una y otra vez le doy vueltas a la cuestión de cómo ampliar de forma útil la forma y el fondo de Studia Hermetica, y creo que no vendría mal, por ejemplo, un buen "diccionario hermético" (¡a ver si consigo acceder de una vez por todas el Dictionary of Gnosis and Western Esotericism, dirigido por Hanegraaff y editado por Brill!), que ayudara tanto al neófito como al especialista a colocar cada cosa en su sitio. Aunque, la verdad, tanto por recursos bibliográficos (por la escasez de éstos, digo), como por el enorme trabajo que se me figura supondría dicha empresa, aún pienso y trabajo sobre ello muy lentamente. No obstante, espero que en breve haya alguna novedad importante... Y no es para menos contando con que ahora me encuentro en una nueva institución universitaria, dotada, entre otras cosas, de nuevas y diferentes fuentes y recursos bibliográficos.

lunes, 29 de septiembre de 2008

El conocimiento universal


Cuando aprehendas todas estas cosas a la vez, los tiempos, los lugares, las sustancias, sus cualidades y cantidades, podrás conocer a Dios (CH XI 20).
Una de las características que hacen más fascinante a la filosofía hermética, al menos desde el Renacimiento, es su pretensión de conocerlo todo. El mismo Faivre nos ilumina sobre este concepto de "pansofía", a propósito de los primeros escritos rosacruces, a saber: "un système de savoir universel, toutes choses étant ordonnées à Dieu et classées selon des rapports d'analogie" (Accès de l'ésotérisme occidental, vol. 2, [Paris]: Gallimard, 1996, p. 56). Desde mi punto de vista, este concepto, si bien se ha venido aplicando principalmente a las obras de inspiración rosacruz y teosófica, su verdadero origen hay que buscarlo en el Ars Magna de Llull, es decir, siglos antes del nacimiento de estas corrientes barrocas. Pese a lo que dice Faivre, yo creo que Yates no anda desencaminada cuando radica el origen del término en la obra de Patrizi Nova de Universis Philosophia (1591), basándose en los bonitos nombres otorgados por este autor a los libros que conforman su magna obra: Pan-augia, Pan-archia, Pam-sychia y Pan-cosmia (por cierto, aprovecho para agradecer infinitamente al Sr. Petkovic su deferencia al enviarme un interesantísimo artículo suyo referente al último de los libros citados, el Pancosmia); pues bien, quizás el término "pansofía" o "pansofística" haga referencia a un modo y un método para enfrentarse al cosmos y a Dios propio del movimiento rosacruz y los teósofos del Barroco, pero el concepto que encierra este "principio metafísico" o epistemológico es, como dije, bastante más antiguo.

Debemos remontar el origen de este concepto al menos al Ars Magna del Ramón Llull, sencillamente debido a que se trata del primer intento serio por parte del mundo cristiano de creación de un sistema lógico-simbólico "para-científico" con fines omnicomprensivos. La mística cristiana tardoantigua de origen gnóstico (incluido el hermetismo "alejandrino") y neoplatónico, si bien planteaba una profundización en la Realidad de Dios, ya sea en su absoluta trascendencia hipercósmica (caso de los gnósticos y del mismo Plotino), o bien en la realidad misma de la materia como manifestación divina (es el caso de corrientes inmanentistas como el estoicismo y el hermetismo), jamás plantearía un método tan refinado como el luliano, que pretendía un conocimiento absoluto de la realidad de Dios, un conocimiento que trataría de desvelar el lenguaje escondido de la realidad divina, con el fin de desvelar sus manifestaciones más evidentes para los sentidos comunes; lo más parecido a este sistema plenomedieval al que me refiero fue, creo yo, el nutrido corpus de obras astromágicas de inspiración hermética, que venía elaborándose desde antes de nuestra era y que tuvo su digno desarrollo en el quehacer científico árabe. No obstante, el sistema luliano poco tenía que ver con el aristotelismo retorcido de estas obras pseudocientíficas de magia astral; el sabio mallorquín había elaborado un vía lógico-simbólico-metafísica para el conocimiento de Dios y todas sus manifestaciones, una vía en virtud de la cual el resto de ciencias llanamente humanas debían regirse. Un acercamiento lógico-simbólico a la realidad íntima de Dios, alejada de ese carácter amorfo que según Scholem caracteriza a todos los sistemas místicos. Por otro lado, sobre la relación entre el Arte y el sistema místico hebreo conocido como cábala (la cábala desarrollada desde la Plena Edad Media a caballo entre Francia y España, me refiero), hay abundantes referencias aquí y allá, pero al menos yo no he leído nada que construya un puente sólido entre una realidad y otra, y esto pese a sus claras similitudes.

Pues bien, esta pansofística, tan hábilmente desarrollada (entre otros) por Nicolás de Cusa, John Dee, Francesco Patrizi y Giordano Bruno, tendrá su corolario en estas obras de corte rosacruz y teosófica, pero bajo una apariencia más anárquica y oscura. El uso de la aritmética y la geometría de origen neopitagórico, así como de otros símbolos de más marcado carácter mitológico o religioso, para apoyar argumentos teológicos y filosóficos (parte de lo que actualmente se conoce como "numerología", un neologismo francamente desagradable), con el fin de desvelar la Unidad fundamental del Cosmos y la mónada suprema (Dios), tiene, como hemos visto, una larga tradición. Los diagramas lulianos serían apreciados desde su aparición en pleno siglo XIII, hasta Kircher o el mismísimo Leibniz... E incluso mucho después, con la irrupción de otros intentos (esta vez sin brumosas intenciones místicas) de construcción de sistemas lógicos universales (me refiero principalmente al lenguaje informático; sobre esto véase la pequeña e interesante obra de Carreras y Artau, De Ramón Llull a los modernos ensayos de formación de una lengua universal…, Barcelona: Instituto Antonio de Lebrija, 1946).

En resumen, resulta muy interesante para nosotros el observar cómo estos conceptos neopitagóricos, neoplatónicos y herméticos, lograron aunarse en pleno Renacimiento, y más tarde en el Barroco, para formar esta maravillosa búsqueda de un lenguaje universal, no ya basándose en analogías, sino en la Unidad y armonía universales, conceptos muy apreciados por las filosofías platónicas y especulativas de la Edad Moderna, y que pasarían más tarde, de forma más o menos justificada, a las especulaciones contemporáneas de carácter esotérico y junguiano.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Foros de discusión


Hace meses traté de organizar un foro informal de discusión académica en torno a la Historia del Hermetismo, aquí en Salamanca. La idea me vino de improviso, y me dije "¿por qué no?". José Rodríguez me había comentado tiempo antes el absoluto desinterés que existe en España acerca de estas cuestiones, y por esa razón quise probarlo sobre el terreno, tomándolo más como un trabajo de campo antropológico que otra cosa. Al fin y al cabo me había dejado los ojos en las bibliotecas salmantinas, y decidí que quizás otro estudiante, profesor o aficionado podría compartir mis gustos. De hecho, ni siquiera tenía en mente un foro exclusivamente sobre hermetismo (no sé, pensé que sería interesante estudiar y debatir sobre asuntos tales como la mística cristiana, la teología, así como otros sistemas filosóficos cercanos a la Historia de las Religiones, etc., ah, y por supuesto, la Historia de la Ciencia). Bueno, el resultado fue nulo. Hice la noche antes un bonito cartel, cuyo trasfondo era el conocidísimo emblema kircheriano del Ars Magna Lucis et Umbrae, y puse el careto de Giordano Bruno a un lado; a la mañana siguiente las fotocopias del cartelucho estaban ya colocadas en algunas facultades y bibliotecas estratégicas de la ciudad.

Como dije, el resultado fue nulo, pero eso no es exacto. Me contestó un estudiante de filosofía, según recuerdo, del que poco más volví a saber. Además, un día que entraba a la biblioteca de filología vi cómo tres preclaros estudiantes sonreían frente al cartel, con cara de "¿qué gilipollez es esta?, jijiji, etc." Asimismo, entregué a mi vecina, que era estudiante de Filología Hispánica, algunos ejemplares para que los distribuyera entre sus coleguitas, y a la buena mujer casi le da un pasmo. Por lo que me contó después, la mayoría se lo pasó bien con el cartel ("hostia tío, magia negra, jejeje"), y una minoría se interesó superficialmente. Bueno, y eso es todo. Así acabó mi experimento antropológico. A ver, para que no haya dudas sobre mi estado mental, sé bien que la Historia del Hermetismo y las cuestiones relacionadas como la Historia de la Alquimia y la ciencia en general, constituyen un terreno marginal en la historiografía, sobre todo en nuestro país, y teniendo en cuenta esto, ¿cómo iba entonces a prosperar mi pequeña empresa en un ámbito estrictamente estudiantil?

A los lectores que agudamente han advertido este hecho incuestionable, les diré que a pesar de ello, uno no puede dejar de cuestionarse el nivel de entusiasmo, dedicación e iniciativa en la universidad española. Parece como si todo se hiciera mecánicamente, si ilusión ni ganas. En general (es decir, en un 90%), los estudiantes van a la universidad a sacar un titulito y a currar, y ni se les ocurre aprovechar la ocasión para pasarse por la biblioteca, o para debatir, o para organizarse con el fin de disfrutar del conocimiento o el arte. Esto no es del todo cierto para las carreras de índole técnica, donde la vocación es ante todo práctica y demás, pero ni de lejos funciona así para las carreras humanísticas. Como sobre esto ya he hablado en otra ocasión, no me extiendo. Sólo decir que me da un poco de rabia, e incluso no puedo reprimir cierto desprecio. Ni siquiera estoy hablando de grupillos de empollones o "enteraditos" ("filósofos cafeteros", como diría Galdós), que van de sobrados porque han leído cuatro cosas antes de los exámenes de junio y las van pregonando por las cafeterías y los pubs. No, no estoy hablando de éstos, estoy hablando de aquellas personas realmente interesadas y apasionadas en su objeto de estudio, sea cual fuere: economía, derecho, pintura, química, filología... Pero no, durante mi vida estudiantil sólo he asistido a turbias discusiones pseudofilosóficas bajo los efectos del jugo de Baco, algún atisbo de interés antes o después de las clases: "me gustó tal cuestión del temario, era interesante, etc.", y alguna discusión espontánea durante el desarrollo ordinario de las lecciones, hábilmente dirigida o inducida por algún profesor con verdadera vocación y talento.

Los profesores, ya lo he dicho, no son mejores. No le estoy echando la culpa alegremente a mi generación. La universidad española está plagada de botarates que sacaron la plaza mediante intriga y nepotismo, imbéciles que no saben dónde están de pie y mezquinos que esperan del alumnado ignorancia, no excelencia. "Si queréis triunfar, no destaquéis", dijo un maestro hace años. Y tenía razón, vaya que si la tenía. La verdad es que esto me deprime, porque al fin y al cabo, ¿para qué sirve la universidad? Si se ha olvidado el motivo fundacional, es mejor no continuar con la farsa y que los políticos se pongan a fundar como locos instituciones de formación profesional, como le pasaba a Franco con los pantanos, más o menos.

Siguiendo el tema que me animaba a escribir todo esto, en la ESSWE se formaron el año pasado un par de foros de discusión estudiantiles, a los que se podía acceder mediante una cuenta en el Facebook. Con el fin de tratar de meterme en uno de ellos (concretamente en el The Grand Lodge), creé hace tiempo un perfil, pero o no supe mandar bien el mensaje a la organizadora en cuestión, o no quisieron contestarme por feo. En cualquier caso, me pareció desde que tuve conocimiento de ello una buena idea. Un foro de discusión siempre es algo sugerente e interesante. Al fin y al cabo, "la vida es corta y el arte es largo", y es imposible que podamos acceder a todo y conocerlo todo por nosotros mismos, y además, la mera discusión sobre aquellas cuestiones que a uno le apasionan, de suyo es muy divertido y enriquecedor.

Por decirlo todo, crear un foro de discusión es muy fácil, pero otra cosa bien distinta es conseguir que se mantenga con un mínimo de rigor científico. Por eso, los foros de discusión que se mueven en un entorno estrictamente académico son difíciles de mantener y muy raros en esta materia que tratamos. Mi referencia en todo momento son los foros moderados por Adam McLean desde el año 1996. Como se ve, el Sr. McLean tiene ya doce años de experiencia en este apasionante asunto de los foros y ha visto de todo. Por lo que entendí, al principio trató de crear un foro abierto de discusión, que se moviera en un ámbito académico, y dada la enorme cantidad de participantes y la delicada materia tratada, sucedió lo inevitable, es decir, que la cosa se desbocó. Desde luego, y aun a riesgo de equivocarme, imagino el porqué: iluminados y bobos hermetizoides comenzaron a polemizar contra el "rigorismo científico", reivindicando la pureza y la verdad de las enseñanzas herméticas, y esto y lo otro, con lo que el moderar semejante cuadrilla de chillones se hizo ridículo, absurdo e imposible. Al fin, Adam McLean optó por lo más sensato: organizar un foro de discusión académica en el estricto marco del método científico, es decir, donde no se perdiera el tiempo debatiendo sobre nubosas metafísicas esoterizantes, o acerca de especulaciones alquimistoides dudosamente fundadas en la Historia. Este magnífico foro de discusión se mantuvo desde el año 1999 hasta el 2007. Actualmente, el Sr. McLean mantiene un foro en otra dirección, en la que intervienen los mejores especialistas en la materia. Su dirección es la siguiente: www.alchemydiscussion.com/

Pues bien, he decidido proponer un foro de discusión en el marco académico, eso sí, sin formalismos o excelencias excesivos y gratuitos (yo mismo soy un simple aficionado al hermetismo). Me gustaría que en ese foro, que he creado en el ya citado Facebook, participaran aficionados y estudiantes; por supuesto, tienen cabida los especialistas, pero como no tengo delirios de grandeza, no espero tanto. Además, como soy un ignorante, no doy la talla para moderar un foro exclusivamente académico, pero sí uno que albergue esa pretensión. La seriedad y el rigor son virtudes que cualquier persona puede alcanzar, y eso pretendo, al tratar de promover desde mi humilde posición, la discusión y el intercambio libre de ideas. Se trata, además, de un foro de Historia, pero también de filosofía, en el que si bien espero que se trate principalmente de hermetismo y cuestiones relacionadas, tienen cabida otras propuestas (¡en el cartel lo dejo claro!). Asimismo, será un foro orientado no sólo a la comunidad hispanohablante, sino también a todos aquellos que sepan y puedan expresarse con una corrección suficiente en inglés y en francés. Creo que esto es interesante en la medida en que amplía muchísimo el espectro de participación. Su actual emplazamiento es aún dudoso, pero mientras tanto servirá, ¡espero que tenga al menos un poco de éxito a medio plazo!

miércoles, 27 de agosto de 2008

Ex Oriente Lux


Pues los griegos, rey, sólo tienen palabras vacías, eficaces sólo para la demostración; y eso mismo es la filosofía griega: ruido de palabras. Pero nosotros no usamos palabras sino sonidos llenos de eficacia (CH XVI 2).
Bien, debido a que actualmente estoy estudiando, con muchísimo gusto por cierto, el periodo helenístico de la Historia de Grecia, creo que va siendo hora de que deje aquí algunas impresiones sobre esto. Además, me servirá para introducir un esquema general del ambiente en el que surgió el hermetismo y otros sincretismos filosófico-religiosos durante este periodo.

Lo cierto es que siento esta "época helenística" muy cercana a la propia. El propio Graham Shipley, autor de una obra básica para el entendimiento de este periodo (El mundo griego después de Alejandro 321-30 a. C.), deja constancia en la introducción de algunos ejemplos de esta impresión, de la mano de la historiografía moderna: W. W. Tarn, Mijail Rostovtzeff, Arnaldo Momigliano, Moses Hadas, F. W. Wallbank, y sobre todo Peter Green, que "ve reflejadas en todas las instituciones y procesos políticos una desilusión posmoderna" (p. 31, Barcelona: Crítica, 2001). De cualquier modo, creo que Shipley no aclara muy bien la interesante visión de estos historiadores (entre otras cosas, debido a que no tiene por qué hacerlo), unos historiadores que a pesar de plantear un acercamiento a la cuestión desde diferentes métodos de estudio, comparten la misma inquietud sobre este oscuro periodo de la civilización griega. Pues bien, trataré de aclarar por qué considero que nuestro mundo posmoderno se acerca a esas enormes "Grecias" orientales.

En primer lugar, debido a la extensión territorial de la cultura helenística tras las conquistas de Alejandro y la división del imperio con los diadocos. Desde las fronteras indias hasta el Egipto pos-aqueménida. Por primera vez en la historia, una élite greco-macedónica (es decir, helenística u "occidental", como actualmente diríamos), se hacía con el control de la administración de los dos mayores imperios antiguos, a saber: el Imperio Persa Aqueménida y su díscola provincia egipcia. Con el tiempo y las continuas luchas de los sucesores de Alejandro, este imperio persa se tornaría Seleúcida, con mucho el mayor y más complejo reino helenístico. En Egipto, como ya sabemos, se implantaría la dinastía de Ptolomeo, y ambos reinos caerían sólo bajo el irresistible empuje de Roma, que en la práctica venía ejerciendo de árbitro en el Mediterráneo muchos años antes de su victoria sobre Macedonia y el Imperio Seleúcida, y de la anexión pacífica (por extraño que parezca, por herencia), de Egipto. Pues bien, este enorme escenario donde el Helenismus (término acuñado por el historiador Droysen) dominaba la escena político-militar (y en algunas ocasiones la cultural), daría lugar a la primera y más grande interculturalidad entre oriente y occidente de la Historia. Así llegamos a la siguiente cuestión.

En segundo lugar, la extensión territorial de "lo helénico" daría lugar a muchas tensiones de orden cultural, que afectarían sobre todo al sentir cotidiano de los contemporáneos. Los griegos y los macedonios podían morar ahora, y además en calidad de élite social, en tierras tan distantes y con tradiciones culturales tan antiguas como Mesopotamia, la India, Egipto, Siria o Judea, prendándose de esta manera de los modos de vida nativos y de las concepciones cosmológicas de culturas antes ignotas. Así, la religión políade dejó de tener sentido para aquellos nuevos griegos, cuyos cultos públicos (porque la "religión" griega no era otra cosa que un mero culto popular y un recurso poético de las clases cultas), carecían ahora de espacio físico (es decir de polis o ciudad-estado), con lo que se quebraba la necesidad de solidaridad social, imponiéndose una religiosidad más íntima e individualista, un individualismo que por otra parte caracterizará todo el periodo. Este hecho será esencial para la actitud favorable de los griegos hacia los modos de pensamiento foráneos, aunque no hubo jamás un "idilio de libertad", como demostraría el peligroso ambiente de revuelta vivido en Jerusalén.

En tercer lugar, y siguiendo la tendencia anteriormente descrita, esta fricción religiosa y la búsqueda por parte de los griegos de una teología más refinada, traería consigo el sincretismo religioso y el triunfo del estoicismo, cuya "ética del devenir" albergaba un lenguaje indudablemente próximo al sentir de la época. Por lo tanto, desde mi punto de vista, el viraje "religioso" o "místico" de la filosofía griega no fue como consecuencia de undéclin du rationalisme, como sostuvo Festugière, y siguiéndolo la mayoría de los historiadores que conozco, sino como resultado de la aparición de una nueva necesidad de respuestas en un mundo cada vez más complejo y confuso, un mundo donde la importancia de la ética y su sublimación religiosa o mística se elevaba en detrimento de la especulación ontológica, metafísica, política y, por supuesto, físico-natural. Hacer un juicio de valor acerca de esta preferencia no conduce a nada, y además, salvo algunas reinterpretaciones muy posteriores, no creo en absoluto que la calidad filosófica haya caído estrepitosamente en época helenística y romana, antes bien habría que celebrar la expansión de la cultura griega. De hecho, el propio Festugière se ve obligado a reconocer el elevado nivel cultural bajo el reinado de los Antoninos.

Por todo esto: 1. Extensión territorial gobernada por una peculiar élite greco-macedonia (peculiar en cuanto adoptaban el boato ceremonial de la realeza, algo bastante excepcional para la concepción griega de lo público), sobre la base de una ordenación social urbana. 2. La tensión diálogo-confrontación entre lo griego y "lo bárbaro". y 3. La preocupación filosófica central, que comenzaría por una ética serena e individualista (época helenística) para acabar convirtiéndose en una seria preocupación por la salvación en términos no sólo religiosos (periodo de dominación romana). Por todo esto, como digo, el periodo que va desde la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) hasta al menos el siglo III, contiene algunas de las claves de nuestro propio mundo, donde la extensión de la cultura occidental europea, la consiguiente confrontación con los diversos "orientes", y el viraje decididamente individualista de la filosofía contemporánea (por supuesto, no en los mismos términos), una filosofía que ya ha perdido la confianza y la ilusión por reelaborar las sistematizaciones grandilocuentes renacentistas, dieciochescas y decimonónicas, y que se conforma con perderse, tras el desastre dialéctico de la Ilustración (con los trastornos políticos y guerreros que todos conocemos), en abracadabrantes construcciones ontológicas y en el estudio fragmentario de las filosofías pasadas. A nivel popular (quizás lo que más nos interesa), el auge de pseudociencias bastardas desprendidas de la filosofía, como la psicología, y la adopción de religioncillas sincréticas, rellenan el histérico ansia individualista de las masas, que se mueve entre el rechazo a la autoridad religiosa como principio heredado de la Ilustración y la necesidad de una ética "de inspiración divina" acorde a las necesidades burguesas de una población eminentemente suburbana.

Este ambiente es en el que nacería el hermetismo, y todo historiador creo que debe conocerlo y asimilarlo, con el fin de no perderse en disquisiciones ahistóricas de raigambre tradicionalista, etcétera. Además, el ambiente que he descrito con respecto a nuestro propio mundo moderno, creo que explica en parte la pervivencia de muchas "filosofías populares" cercanas sobre todo al ocultismo, y contrarias a las elaboraciones cultas del neoplatonismo renacentista y el despliegue artístico del Romanticismo.

jueves, 21 de agosto de 2008

Terror en la biblioteca de Historia


A pesar de que esto es un cuaderno de notas sobre Historia del Hermetismo, no puedo pasar sin comentar un episodio surrealista que tuve ocasión de vivir anteayer en la facultad de Historia. Ignoro cuánta gente lee realmente este cuaderno, de hecho, a veces creo que aparte de mí mismo, son sólo un par de personas que casi me hacen un favor. Pero esta entrada no iba de eso, no se preocupen, sólo lo digo porque me gustaría que el mayor número de personas se enteraran de esta payasada en concreto. El caso es que me encanta leer el artículo del Sr. Pérez-Reverte todos los domingos, ya que para mí es un verdadero maestro, y precisamente le cito a él porque en más de una ocasión ha comentado cómo situaciones que antes hubieran provocado una carcajada, un gesto de incomprensión o una más que razonable reacción poco amistosa, hoy día se toman como normales.

Pues bien, ubíquense: dos semanas antes de los exámenes de septiembre, Ivanito Elvira quiere libros pa estudiá y su legítima tres cuartos de lo mismo, un pasillo bibliotequesco otrora pleno de vida y ahora hundido en las brumas del misterio, unas terroríficas mantas negras que cubren los ordenadores de consulta al catálogo y las estanterías, y que parecen la túnica con el que el malo de Sé lo que hicisteis el último verano se enfundaba las carnes, una pared de ladrillos desnuda al fondo, ni un alma en las salas... Cuando parecía que se iba materializar algún fenómeno paranormal, sucedió lo inevitable: una auxiliar de biblioteca salió de Dios sabe dónde y nos dijo: "¿Es para devolver?". La reacción no se hizo palabra, sino gesto: un "¿qué?" como un castillo. Y después la explicación, con un tono muy razonable, correcto, y además con una frase escueta: "Estamos de reformas". La consiguiente respuesta por mi parte fue más o menos así: "¿A quién se le ocurrió esta lumbrería?". Casi le dolió mi comentario a la auxiliadora, con lo que contestó contrariada: "¿Y cuándo lo íbamos a hacer?, ¿durante el curso?". Inmediatamente brotó un "sí" de mis labios... Se hizo un silencio incómodo. Algo sobrepasada por las circunstancias, la auxiliadora soltó las típicas frases de rigor: "No... no es responsabilidad mía", "así es como estamos, etc.".

Bueno, me marché blasfemando, atónito, pero algo divertido. Al fin y al cabo uno no presencia un espectáculo tan patético como este todos los días. Menos de dos semanas antes de los exámenes de septiembre, se cierra una biblioteca sin previo aviso, una biblioteca donde los estudiantes vagos y catetos como yo vamos a consultar no sólo la "bibliografía del empollón", sino los manualillos básicos al uso. De hecho, hay libros que no podré consultar en otra biblioteca y menos comprarlos y que estaban en aquella terrorífica y desolada biblioteca del miedo. En fin, a la pregunta de cuándo podrían haber hecho las dichosas "reformas", supongo que se me ocurren muchas respuestas: durante los meses "muertos" (octubre, marzo, abril), o bien después de la última convocatoria ordinaria de junio, esto es, en julio. Pero no, es evidente que una biblioteca con ansias de reforma progresista debe cerrarse las semanas de más ajetreo, justo antes de la convocatoria de septiembre. Supongo que es lo lógico. Bueno, imagino que al que tomó la decisión le importará bien poco, pero lo que es a mí, deseo que sepa que me he acordado mucho de sus parientes más cercanos.

Por cierto, ya queda muy poco para uno de los acontecimientos más importantes de la Historia de la Alquimia, y desde aquí mando saludos y ánimo a todos los ponentes, y en concreto a su organizador, Miguel López, que supongo estará atareadísimo durante estos días.

Nada más. Que descansen en paz las almas que se han ido.

domingo, 17 de agosto de 2008

Studia Hermetica


—En efecto hijo, es diferente de uno a otro [la palabra], pero la humanidad es una sola: igualmente es una palabra y se traduce de una lengua a otra; de modo que, en realidad, encontramos un solo y mismo concepto en Egipto, Grecia o Persia… (CH XII 13)
Una de las principales razones que me llevaron a publicar esta página fue la intención de mostrar al que quisiere mi propia experiencia en el estudio de la Historia del Hermetismo. De hecho, creo que es interesante que los estudiantes y/o aficionados que comienzan o desean continuar con sus estudios herméticos compartan sus experiencias. Esto resulta especialmente significativo en algo tan complejo, intrincado y delicado como el hermetismo y cuestiones aledañas. Explicaré esto más detenidamente.

El hermetismo es complejo por su origen, y sobre esto algo he comentado en alguna otra ocasión. La época que lo vio nacer (sobre todo hablo de la Antigüedad Tardía altoimperial) conlleva un sobreesfuerzo de entendimiento y paciencia por parte del especialista, y si esto es así para el historiador especializado, imagínense el grado de dificultad que entraña su acercamiento para un simple aficionado (un aficionado como yo, sin ir más lejos). Para comenzar a estudiar el hermetismo se precisan unos rudimentos básicos de Historia Antigua, sobre todo en lo que se refiere a la época helenística. Hay que comprender la problemática básica de esta época y tratar de recrear artificialmente las diatribas filosóficas (o más bien religiosas) de sus contemporáneos. Sólo así podremos aspirar a entender siquiera qué llevó a aquella olvidada (y apenas identificada) pequeña élite greco-romano-egipcia a inventar algo tan bello y único como la filosofía hermética.

Además, he dicho que el hermetismo es intrincado. Y lo es en parte debido a la enorme cantidad de bibliografía inútil, errónea y equívoca que circula por ahí; de otra parte, el hermetismo es intrincado por la habitual confusión existente entre sus reinterpretaciones, que de un lado nos lleva a confundir el hermetismo tardoantiguo egipcio con su más famosa reinterpretación renacentista, o bien con cierta parte de la doctrina neoplatónica (sobre todo siria y bizantina), o simplemente una confusión de mayor bulto, cual es no saber distinguir entre la literatura iluminista, teosófica y ocultista y toda la producción hermética anterior. Además, en nuestros días circulan muchas doctrinillas pseudoreligiosas, "ecologistas", o por mejor decir, "eclécticas" (supongo que es el caso del movimiento denominado "New Age"), que adoptan parte de la doctrina hermética, y que llevan a sus estudiosos o acólitos a confundir el actual batiburrillo "esotérico" posmoderno con la antepasada y ya milenaria "tradición hermética", sobre la base de los mismos tópicos esotericoides, y sustentados en una dialéctica ominosa, vacua y casi oracular o "heraclitana", y que por supuesto no hace otra cosa que esconder su propia ignorancia acerca de la bruma que envuelve casi dos milenios de historia, e incluso más.

He dicho también que el hermetismo es una cuestión delicada. ¿Por qué? Pues sencillamente porque se presta especialmente a la fantasía, o digamos a una vis imaginativa especialmente atractiva para los charlatanes de toda condición. El hermetismo puede producir obras de arte sublimes (tengo en mente la pintura, más que nada), y de hecho actualmente las produce; ahora bien, en cuanto a las obras de filosofía inspiradas por la doctrina hermética (en sentido lato, me refiero), sus frutos son muy desiguales, y hay que tener gran cuidado y precaución con lo que se lee, y a quién se lee. Las actuales interpretaciones zumbonas tradicionalistas y junguianas no hacen otra cosa que vender humo, precisamente por la todavía actual carencia de obras críticas y sistemáticas desde la ciencia histórica, y que poco a poco van arrojando luz al desarrollo histórico de las doctrinas del Trimegisto.

Además, el hermetismo se presta a otras muchas confusiones y medias verdades que conviene comentar. El hermetismo siempre ha tendido a elaborar una doctrina universalista y omnicomprensiva, o al menos ha sido así desde el Renacimiento. Esto lleva al "hermetista" actual a pensar que la filosofía hermética es atemporal y autárquica, lo que conduce a una especie de singular y estéril logocentrismo solipsista. Las consecuencias de esto no podrían ser más nefastas para el pensamiento discursivo, y no me refiero sólo para el pensamiento de raíz cartesiana, ilustrada, o positivista, sino para el pensamiento filosófico sin más. Con frecuencia, el hermetismo se vale de principios dialécticos tan bizarros como la "autoridad", y no sólo para la elaboración de una doctrina religiosa o mística (para la que el principio de autoridad es algo consustancial e incluso necesario), sino, y aquí es donde viene la crítica, para llevar a cabo una labor histórica que trata de pasar por verdadera. Para el hermetista actual, debido en parte a la arrogancia y la soberbia inherentes a la estupidez humana y de otra a la mera ignorancia, el hermetismo (o el "esoterismo", como casi invariablemente lo denominan) es una filosofía universal, atemporal y que no ha sufrido cambios sustanciales a lo largo de la Historia; de hecho, tiende a considerar al hermetismo como una filosofía casi antediluviana (un error procedente del Renacimiento, por cierto), y la filosofía por excelencia del conocimiento de Dios (aquellos hermetistas que creen en un Dios trascendente cristiano-plotiniano, claro), o bien la filosofía por excelencia del conocimiento de la Naturaleza (es decir, una filosofía de corte panteísta o inmanentista y virtualmente cercana al ateísmo).

Esto supongo que resuelve todos los problemas: la creación de una filosofía-panacea divulgada por todos los hombres santos desde la noche de los tiempos, o algo así. Ahora bien, y como siempre ocurre con todas las cuestiones humanas, la realidad es bien distinta. El hermetismo es un fenómeno histórico con unas características definidas que tuvo un origen, y que ha tenido un desarrollo impresionante desde al menos los primeros siglos de nuestra era hasta nuestros días. Impresionante por su vastedad, su refinamiento y también por la dispar interpretación que cada época ha dado a esta nuestra filosofía hermética. Además, y nunca se insistirá demasiado en esto, la ciencia histórica no se pronuncia en términos de "verdad filosófica", sino de "evidencia científica", lo que quiere decir que no desmerece en ningún momento la verdad que pudiere albergar tal o cual filosofía, sino su desarrollo "externo" y sobre todo el análisis exhaustivo de sus textos, por otro lado un conocimiento esencial cuando se pretende ser el seguidor de algo. Y digo esto porque los tradicionalistas o los acólitos herméticos normalmente utilizan un lenguaje deliberadamente oscuro y relativista ("heraclitano", como dije antes), sencillamente con el fin de esconder sus propias lagunas discursivas.

Bueno, he repensado todo esto tras una ojeada a los gustos y apetencias de los miembros de la organización a la que pertenezco, la ESSWE. Buena parte de ellos (que no demasiados), se interesan por el Hermetismo y el "hermeticismo", pero lo que me llama la atención es que hay muchos más interesados en el movimiento ocultista, y además, muchos de ellos no contemplan al hermetismo como una de sus preferencias... Pues bien, desde mi punto de vista eso es una incongruencia. Lo que tenemos entre manos se denomina "filosofía hermética", y desde un punto de vista histórico, la disciplina que la estudia es la "Historia de la Filosofía Hermética y corrientes relacionadas", y que según Hanegraaff habría que condensar en "Esoterismo Occidental", un término que a pesar de las sabias explicaciones del insigne catedrático holandés, a mí no me gusta demasiado; y no me gusta porque eso de "esoterismo" es un término excesivamente vago y de significación limitada, y lo de "occidental" no lo tengo muy claro, ¿acaso existe un hermetismo-esoterismo oriental? He leído cosas en este sentido, pero no me parecen dignas de tener en cuenta siquiera. El hermetismo es un fenómeno histórico-filosófico claramente helenístico, es decir, occidental, que se originó precisamente por los sucesivos encuentros entre el occidente latino y griego y determinadas doctrinas de un extinto oriente mediterráneo. Por supuesto, la recepción árabe y judía del hermetismo puede considerarse una excepción a esto que digo, pero algo habría que decir al respecto, dada la proximidad no sólo doctrinal de estas dos culturas semíticas al cristianismo occidental y oriental.

En fin, para acabar me gustaría observar que he tenido oportunidad de leer literatura ocultista y tradicionalista que ignora sorprendentemente a los propios textos fundadores tardoantiguos, y que en general está fuera de las polémicas (que no sólo se mueven en un ámbito erudito) cardinales del estudio del hermetismo. Alguien que se mueve en lugares comunes del esoterismo posmoderno no puede aspirar a comprender la filosofía hermética en su totalidad, y mucho menos hablar del significado de su desarrollo histórico con propiedad.

viernes, 25 de julio de 2008

Notas al pie


Hoy voy a hablar de unas curiosas notas a pie de página discretamente insertas en dos obras muy conocidas del ocultismo francés decimonónico. Las obras son la Historia de la Magia de Eliphas Lévi y el Tratado Elemental de Magia Práctica de Papus. Ambas son traducciones españolas "antiguas" (de entre finales del siglo XIX y principios del XX). Alfredo Rodríguez Aldao, que tradujo y comentó con generosidad algunas obras del entorno ocultista de la época, fue un teósofo español que adoptó el pseudónimo de Enediel Shaiah, supongo que con ánimo de ahondar en la moda orientalizante de la época. El otro traductor-teósofo que voy a nombrar hoy es el madrileño Rafael Urbano. El primero, el Sr. Rodríguez Aldao, que yo sepa, tradujo en 1896 El catecismo budistade Henri Durbille, unas Cartas Rosacruces (1901), y escribió un Diccionario de ciencias ocultas (1904), además de este Tratado Elemental de Magia Práctica del Sr. Encausse, y que en nuestros días ha sido publicado en edición facsímil por la Editorial Humanitas (1990). Para una descripción general de este ambiente teosófico-ocultista español, remito al lector a los trabajos de Jordi Pomés Vives, "Diálogo Oriente-Occidente en la España de finales del siglo XIX. El primer teosofismo español (1888-1906)", y de José Rodríguez Guerrero "La Alquimia en España durante el Período Modernista a través de sus Libros".

En primer lugar, he de decir que el estudio de esta "Teosofía" de Blavatsky, no entra dentro de mis aspiraciones, y es un tema en el que he profundizado muy poco por puro desinterés. No obstante, mientras leía esta curiosísima obra de Papus hace ya algunos años no pude sino detenerme en los abundantísimos comentarios de este Alfredo-Enediel, que iban orientados en cierto sentido, supongo que siguiendo la ubérrima controversia "de salón" de la época, controversia en la que las damas y los caballeros de la burguesía desocupada de las grandes ciudades europeas se abandonaban a la especulación más alegre y a los desatinos más graciosos. Y este Alfredo-Enediel no fue una excepción. En concreto, los comentarios de este señor iban dirigidos contra la religión en general (a la que ubicaba en una "era teológica"), y la católica en concreto, a la que atacaba por ser la "menos esotérica", la que menos "verdad oculta" albergaba.

El segundo grupo de comentarios de A.-E. se refiere sobre todo a la magia; por lo que entendí, consideraba que el ceremonial inherente al ritual mágico era una costra inservible e inútil por lo que de ceremonia religiosa albergaba, una costra que se desprendería irremediablemente cuando las verdades del teósofo-ocultista triunfaran, y patatín y patatán. Bueno, considerando esto, supongo que los teósofos creían en una especie de antropocentrismo todopoderoso, cuyo revestimiento religioso judeocristiano era una especie de rémora. Una rémora que apartaba al "hombre libre, poderoso e ilustrado" del progreso y del conocimiento de la verdadera divinidad. El evolucionismo de raíz más puramente decimonónica se muestra aquí con un brillo un poco extraño, considerando que hablamos de "ocultismo", una corriente de pensamiento que en teoría debería ser contraria a toda actitud científica y evolucionista. Y es que el Sr. Hanegraaff tenía razón cuando en el foro de discusión de Adam McLean decía esto mismo:
"...there exists a widespread tendency to perceive "esoteric" or "occultist" traditions as inherently anti-modern, since they espouse "mystical" or "irrational" attitudes that are considered incompatible with rationality and science. This tendency is closely connected to the idea that such traditions are essentially static and conservative, in contrast to the dynamic and progressive nature of modernity. Recent research demonstrates such assumptions to be over-simplistic, and incompatible with the evidence. During all the phases of the emergence of modernity one finds, rather, a complex involvement of western esoteric currents with mainstream developments that are seen both as reflections of, and as contributions to, the emergence of the modern world (see, for example, the relation between the Hermetic revival and Renaissance humanism, alchemy and the scientific revolution, esoteric Freemasonry and the Enlightenment, Spiritualism and nineteenth-century positivism, modern Theosophy and evolutionist anthropology, Mesmerism and the rise of psychology, New Age religion and postmodern consumer culture). The complex and often paradoxical interrelation between western esotericism and the history of modernity cannot be understood without a critical contextual approach which recognizes that traditions associated with "magic and the occult" are subject to continuous change and creative innovation under the impact of new social and historical conditions, rather than being stale "revivals" or mere residues of past ages".
La cita es muy larga, pero creo que vale la pena ponerla aquí, porque nadie podría ser más conciso y convincente en estos lares que el Sr. Hanegraaff. En efecto, el movimiento (la dialéctica) de la Ilustración (desde mi punto de vista, el segundo y el más importante eje histórico-filosófico de la Modernidad, y no sólo en Occidente), ha impuesto desde el siglo XIX el método científico como método indiscutible, y en virtud del cual cualquier construcción con vocación heurística debería regirse. Y los movimientos ocultistas de los siglos XIX y XX no son una excepción. Los teósofos-ocultistas-magistas y un montón de -istas más hasta nuestros días conocen, o al menos intuyen, este trasfondo vertebrador de nuestra visión de las cosas. Y por esa razón tratan de galvanizar formas de pensamiento esencialmente "irracionales" con una apariencia científica, digamos, peculiar. Por supuesto, en el fondo sostienen los mismos planteamientos que sus supuestos antepasados tardoantiguos, renacentistas e iluministas, pero con el extravagante barniz científico-evolucionista, supongo que sobre la base de este principio: "si todo evoluciona, la religión no será una excepción". Está claro que esta forma de concebir la religión es simplona y prejuiciosa (sobre todo en lo que se refiere a la católica), pero es una concepción que ha trascendido a los movimientos esoterizantes actuales; porque salvo algunas excepciones, los ocultistas veían (y ven) en la religión una especie de enemigo tiránico y fanático que aleja al hombre de la verdadera realidad de Dios, y de su verdadero poder sobre la realidad física. ¡No me digan ustedes que no encuentran esto fascinante y divertido!

En cuanto al Sr. Urbano, el segundo de los teósofos españoles que antes cité, llegaría a ser uno de los más reputados teósofos españoles, y la prueba es que fue durante cierto tiempo el director de la revista Sophia, que operó desde 1893 hasta 1914, y que se autodenominaba el "órgano oficial de la Sociedad Teosófica en España". Pues bien, este Rafael Urbano prologó y anotó una edición española de la Historia de la Magia de Lévi publicada en 1922, y que nos deja esta perla inolvidable:
"...y el Así hallaba Zaratustra de F. NICTZSCHE. Curiosa y sugestiva interpretación de un hombre de occidente de la magia de la fuerza" (p. 35).
Y no he patinado al escribir el título de esta obra inmortal de Nietzsche y su apellido, lo que ocurre es que el tal Urbano o el escriba o mecanógrafo correspondiente así lo reflejó, el muy lumbrera. Si es que uno debe reírse con estas cosas, pero antes de la carcajada uno debe pensar en otras cosas más importantes, a saber: ¿qué cantidad de interpretaciones torticeras y bizarras pueden desprenderse de las doctrinas esotérico-ocultistas?, o bien, ¿hasta dónde llegaba y llega la ignorancia de los "herméticos" actuales? O más importante aún, ¿debemos considerar que la obra de Nietzsche es en cierto modo una filosofía platónica?, y no, no he enloquecido. Recuerdo que en un suplemento cultural leí un interesante artículo en ese sentido, creo con motivo del centenario de la muerte de este gran filósofo. Desde luego, Nietzsche se sentía cercano a la filosofía de Heráclito, pero también podemos rastrear algunas de sus ideas-fuerza en el materialismo estoico (y en el de Giordano Bruno, me atrevo a decir); pero que nadie se equivoque, no digo que Nietzsche sea un filósofo "hermético", lo único que digo es que sus raíces filosóficas son indefectiblemente platónicas y algunos de sus conceptos pueden parangonarse a algunas de las filosofías materialistas del helenismo, filosofías usualmente favorables a la idea del devenir cosmológico.