Comienza la etapa de ajetreo en Studia Hermetica, etapa en la que
espero poder publicar un número monográfico de la revista y un nuevo eXcogito dossier, así
como preparar otro evento académico-artístico en Granada junto con mi buen
amigo el Dr. Francisco Villalobos. Son muchas cosas, lo sé, pero precisamente a
eso dedico los meses anteriores del año: a leer, pensar y mantenerme al día en esto
de la investigación y la teoría
y práctica del humanismo. Durante el presente año he tenido la oportunidad
de dejar volar mi imaginación, dar rienda suelta al niño y al loco que todos
llevamos dentro, y en fin, a otros menesteres mundanos que huelga relatar. Ha
sido un año bonito, para experimentar y ver cosas nuevas.
Quiero aprovechar esta nueva entrada del cuaderno para dar la
bienvenida a dos miembros más en Studia
Hermetica Journal: el Sr. Alfredo Tiemblo Magro, investigador de las
movedizas lides del mundo de ultratumba antiguo y al Dr. Ronaldo Guilherme Gurgel Pereira, un egiptólogo dedicado a dilucidar las conexiones entre el
Egipto antiguo y el tardoantiguo, tomando como nexo el hermetismo, a modo de fenómeno
intercultural. Y sobre la estupenda labor de este último deseo centrarme, dado
que he confeccionado una reseña crítica sobre su tesis doctoral, The Hermetic λóγος: Reading the Corpus Hermeticum
as a Reflection of Graeco-Egyptian Mentality (Universität
Basel, 2010). Me ha sorprendido gratamente el hecho de que aún hoy sea capaz de
encontrarme con nuevas caras en esto del hermetismo, investigadores que
iniciaron su andadura más o menos a la vez que yo, y que de no ser por la red,
dudosamente habría conocido. Este underworld académico que supone el estudio de la
filosofía hermética no deja de apasionarme, y de generarme simpatías y
antipatías.
¿Qué se puede decir hoy sobre
el hermetismo tardoantiguo que no haya sido repetido hasta la saciedad por otro
colega investigador? ¿Es un campo inexplorado, virgen? Responderé a estas
preguntas con sendos adverbios: “poco” y “no”. En esto del hermetismo
filosófico-técnico en la Antigüedad necesitamos urgentemente nuevas
perspectivas basadas en elementos tangibles; necesitamos nuevos textos y
hallazgos arqueológicos y que los investigadores inmersos en este maravilloso
mundo estén preparados para afrontar nuevos retos. Durante estos años de
profundo estudio y reflexión, me he hartado de leer las mismas cosas en obras
de autores muy distintos, y creo que ya basta de eso. La Egiptología debe dar
un paso al frente, y el Dr. Gurgel es, desde mi punto de vista, una digna
respuesta a esa petición. Por cierto que me he permitido la libertad de
extender más de lo debido la reseña, porque estoy seguro de que los
investigadores y aficionados a la materia van a agradecer una mayor minuciosidad
en la descripción de esta interesante obra.
No quiero repetirme tampoco yo,
y por eso remito al lector a mi artículo “Hermetismo, neoplatonismo y teúrgia”, que por cierto he subido a mi página
de investigador en Academia.edu. En
este trabajo (hace ya un lustro, ¡cómo pasa el tiempo!), ponía de manifiesto
estas y otras ideas similares, y a pesar de que sigo suscribiendo lo escrito,
permítanme añadir nuevos condimentos a la receta, y en particular lo concerniente al trabajo arqueológico.
Tengan en cuenta que el Egipto
que tenemos en mente es en buena parte el fruto de una idealización que no ayuda a resolver el acertijo que nos ocupa, luego corresponde a los
grupos de investigación arqueológica y a los historiadores del pensamiento
trabajar juntos, o se corre el riesgo de caer en vanos soliloquios
academicistas que sirven antes para que profesores de universidad abotargados
vayan cumpliendo con sus trámites administrativos, que como un verdadero
revulsivo en nuestro conocimiento (científico) del fenómeno.
A ver, centrémonos, porque
Egipto es un país muy grande y no conviene perderse: ¿dónde se concentraba la
población grecorromana en nuestra Antigüedad Clásica y Postclásica? Y a la luz
de los hallazgos arqueológicos, ¿dónde radicaron sus centros intelectuales, más
allá de Alejandría? Más fácil todavía, y centrándonos siempre en el Egipto
Ptolemaico, Romano y Bizantino: ¿cuáles son los grupos de investigación
arqueológica que están trabajando actualmente sobre el terreno?, ¿dónde lo
están haciendo? (o ¿dónde lo hicieron?).
Pues
bien, en lo que respecta al Delta y al Egipto Medio, nos vienen a la mente topónimos
como los de Behbeit el-Hagar, Quesna, Kom el-Dikka,
Wadi al-Natrun, El Fayum y localidades aledañas como Naqlun
o Tebtunis y
Oxirrinco; es en este último emplazamiento donde la Egypt Exploration Society (http://www.ees.ac.uk/), a
través de su rama
grecorromana despliega una valiosísima actividad en lo que se refiere a la clasificación y
traducción papirológica. Consúltese también el Ancient Lives Project,
diseñado para desvelar los secretos contenidos en la ingente cantidad de
papiros hallados en el área. La Universidad
de Barcelona cuenta con un grupo de arqueólogos que ha trabajado sobre el
terreno recientemente.
En cuanto al
Alto Egipto, nos encontramos con nombres tan reconocibles como los de Hermópolis Magna, Nag
Hammadi, Athribis, Gebel el-Haridi, o
Sohag (el monasterio de Shenoute); es este último emplazamiento el que encuentro
especialmente inspirador.
No me cansaré de repetirlo: como historiadores de este fenómeno llamado “hermetismo” debemos echar mano de una pléyade de scholars que sobrepasa los estrechos márgenes de la especialización, y aquí no hago exclusiva mención de la Egiptología, sino también del mundo investigador relacionado de un modo u otro con la lengua y la cultura coptas (nos referimos aquí a la Historiografía Copta o la Coptología), donde nos encontramos con la labor de un viejo conocido en nuestro campo de estudio: Alberto Camplani, quien desarrolla una labor encomiable para la Asociación Internacional de Estudios Coptos, cuyo último Congreso Internacional en 2012 reunió a lo más granado de esta compleja área de conocimiento. No tengan dudas de que el entendimiento de la gnosis hermética vendrá de la mano de este campo de investigación, como ya se constató tras la traducción de los códices de Nag Hammadi. Permítanme que destaque aquí un extracto de las conclusiones del mencionado congreso, a cargo de Stephen J. Davis (“History and Historiography in Coptic Studies, 2004–2008”, p. 9):
“Frankfurter’s book challenged long-held
assumptions about a late ancient decline experienced by traditional Egyptian
temple cults. He argues that—far from dying out indigenous cultic practice
remained alive, even as its locus moved outside the temple precincts into the
Egyptian chora”.
Existen sutiles relaciones entre los monasterios coptos de la
Antigüedad, los escritos gnósticos, el cristianismo primitivo y sus liturgias,
las creencias escatológicas y soteriológicas que impulsaron a la población
grecorromana a ser momificada y retratada durante la Antigüedad Tardía en el
área de El Fayum, y ese complejo fenómeno que llamamos "hermetismo".
Se trata de un puzle que seremos capaces de resolver cuando nos pongamos a
trabajar juntos y cuando expandamos nuestra perspectiva más allá de fuentes y
bibliografías manidas. Además, tengan en cuenta que no sólo se trata de
explicar tal o cual forma de pensar pretérita, sino de comprender el espíritu
de todo un pueblo... Porque el hermetismo es vástago de su propia madre patria:
un Egipto inundado, y no por las turbias aguas del Nilo, sino por el torrente
cristalino de nuevas formas de pensamiento, de mil y un extranjeros llegados de
tierras distantes dispuestos a modificar, preservar u olvidar las antiguas
costumbres de una población dotada de un trasfondo histórico que aún hoy cuesta
imaginar.
Les invito a mirar fijamente a los rostros de El Fayum: en ellos comprobarán la idiosincrasia
de una región muy especial del Imperio Romano que durante siglos habló con su propia
voz, y uno de sus muchos discursos fue nada menos que esta nuestra hermética
filosofía.
Investigadores como Roger S. Bagnall, James E. Goehring, J. H. F.
Dijkstra, Jason Zaborowski, David Frankfurter, Jacques van der Vliet, Gawdat
Gabra, Gregor Wurst, Peter Parsons, Cristina Riggs, Iwona Zych, entre muchos otros, están
siendo los encargados de reconstruir una imagen aproximada del Egipto de esos
siglos tardíos de nuestra Antigüedad grecorromana y bizantina, y en fin, no
puedo más que seguir atento a sus interesantísimas publicaciones y
recomendarles a ustedes, estimados lectores, que hagan lo mismo.