–Sinclair, es usted un niño. Su destino le quiere. Un día le pertenecerá por completo, como usted lo sueña, si usted le es fiel. Hermann Hesse, Demian (1919).
Rompo
el relativo silencio de este cuaderno de notas académico con el fin de dar por
inaugurada un nuevo número de Studia
Hermetica Journal, y una nueva sección de la revista: eXcogito. Dicho número no es otro que el dedicado a la Vis Imaginativa de las corrientes
herméticas y esotéricas, que en su dimensión on-site ha adoptado la forma de una soirée muy especial y fructífera en Granada, y online, pues en este nuevo número que presentamos. Desde el
principio lo tuve claro: quería organizar con el Dr. Francisco Villalobos algo
al margen de los circuitos universitarios, algo que los asistentes recordaran y
que diera mucho juego a este humilde proyecto que es Studia Hermetica, y además algo en homenaje a las corrientes
ocultistas, teosóficas, espiritistas, metapsíquicas y neo-paracelsistas del
tránsito del siglo XIX al XX. Ahora explicaremos más cosas sobre esto, pero
antes quisiera dar las gracias a todos los asistentes, y en especial a Javier y
a Francisco, los dos organizadores del evento que hemos denominado Miroir: Nous sommes l’obscurité qui reste
après toute lumière; ellos han sido los verdaderos artífices de la parte
más importante de “El Ritual”. Sin su pasión, ayuda, experiencia y creatividad,
nada de esto hubiera sucedido. Da gusto trabajar con personas así.
¿Por
qué el ocultismo?, ¿por qué ahora?, ¿qué es eso de “El Ritual”? Empecemos, si
no os importa, por explicarnos brevemente: la filosofía hermética, o eso que
denominamos como tal un poco a la ligera, desde el principio tuvo una fuerte
carga evocadora y sugerente, y esto no es diferente para nosotros, los hombres
contemporáneos. El Renacimiento obedece a parámetros bien distintos y prefiero
no aludir a sus realidades aquí; por el contrario, deseo concentrarme en ese
periodo de tiempo comprendido entre 1850 y 1950, un siglo en el que brillantes,
curiosas, polémicas, divertidas, entrañables y fieras personalidades se dieron
cita; ¿qué les parece si denominamos a este realidad con la etiqueta de “el
síndrome fin de siècle”? Precisamente
a ellos se refiere buena parte de esta sección ético-estética mencionada hace
más de un mes, en la SHJ’s newsletter
del periodo 2012-2013. Llevo diseñando y adquiriendo informaciones, y haciendo
acopio de ideas sobre la misma desde al menos el año 2011, y es un buen momento
para que vea la luz. Las distintas configuraciones mentales que he tenido sobre
el asunto obedecieron a diversas etapas de mi vida, y a colaboradores que
finalmente se terminaron por caer de la cartelera. Sin más explicaciones, he
preferido que su nacimiento se desarrolle de este modo que ahora veis: en el
Albaicín, y bajo la luna y las estrellas de la Alhambra, rodeado de buenos
amigos y amantes de las corrientes ocultistas.
En
una casa de trasfondo espiritual, y en ese entorno idílico que os imagináis,
nos dimos cita unos buenos amigos, accediendo a un espacio excavado en las
mismísimas entrañas de la tierra: “El laboratorio mágico”; de la concentración lograda
por los invitados al evento y de su irradiación surgió el magnetismo animal, y de
este, las ideas-formas de las que se valdrían para llegar a la clarividencia,
privados de su sentido principal. Porque precisamente de eso se trató para los
hombres y mujeres de la Belle Époque:
de alcanzar el estado de clairvoyance
mediante una ceremonia mágica convenientemente imantada y dirigida por una
adecuada concentración y estado mental, o bien partiendo de formas
gnoseológicas aún más heterodoxas, como son el estado mediúmnico, el trance
inducido, o la escritura automática derivada, llevado a cabo por los teósofos,
o bien mediante las séances
apropiadas, donde los médiums espiritistas decían contactar con esas regiones
ilimitadas y ocultas donde los esprits
moraban.
Pero
no sólo de clarividencias vivían estos entrañables magistas y pneumaturgos,
sino que el arte en sí mismo era también un medio para conocer la realidad que
nos rodeaba y que se abría bajo nuestros racionales pies. Estos y otros
principios eran el caldo de cultivo adecuado para que surgieran cientos de
hermandades “esotéricas”, así como revistas, asociaciones, y corrientes
artísticas. No obstante, mi forma de trabajar sobre las mismas está siendo,
digamos, abierta: no pretendo tanto elaborar con exhaustividad dónde empiezan y
dónde acaban las fronteras entre una y otra corriente “ocultista” (por otro
lado, una empresa “taxonómica” realmente planteada en este nuevo número especial),
sino recrear con cierto esmero aquel
ambiente de fin de siglo, un ruedo pseudofilosófico y pseudocientífico
traducido en infinitos ríos de tinta, y del que caí enamorado años ha.
Este
trabajo se encauzará, en cualquier caso, en lo que he llamado The
Occultist Database, que es eso mismo: una base de datos académica en la
que me centraré en aquellas personalidades vinculadas con las corrientes
ocultistas que más me interesan, y a la que se podrá acceder exclusivamente a
través de nuestra campaña de crowdfunding.
En la actualidad dispongo de bastantes fuentes e informaciones sobre la
materia, y además en breve recibiré un buen número de materiales de sumo
interés procedentes de diversas bibliotecas europeas. En realidad, planeo
construir un armazón teórico que me aproxime de una manera dinámica y holística
a nuestro periodo, teniendo en cuenta no sólo las fuentes esotéricas y
ocultistas, sino también los filósofos, escritores y científicos que las
atacaron e inspiraron. Se trata de recuperar la esencia ético-estética de toda
una época, valiéndonos de la celebración de eventos artísticos y académicos, y
de la publicación de artículos científicos. Para ello nos centraremos en un
análisis no sólo histórico-crítico, sino también filosófico; dense cuenta de que
muchos conceptos teóricos se han perdido o se han desvirtuado por el mero
transcurrir del tiempo, y ya es hora de poner en valor el trabajo y la
dedicación de esos hombres y mujeres que tanto arriesgaron, que tanto se
equivocaron y que tanto lucharon por saber y perseverar, consiguiéndolo o
pereciendo en el intento.
Y
todo esto lo he hecho en homenaje a ellos, pero particularmente bajo los buenos
auspicios de una grandiosa pintora: Hilma af Klint (1862-1944), cuyo legado
puede ser actualmente visitado en el Museo Picasso de
Málaga. La Srta. Klint ejecutaba sus obras tras ser inspirada por los
“grandes maestros” y otras supuestas entidades astrales que la visitaban a
través de sus estados mediúmnicos, en el contexto de complicados rituales
llevados a cabo por el grupo denominado de Las
Cinco. ¿El resultado? Auténticas maravillas que adelantan y pronostican la
Abstracción, un movimiento que bebió en sus inicios de estas obras de
inspiración teosófica. Sin más preámbulos, les animo a que acudan a las salas
malagueñas y disfruten de una producción pictórica que la propia artista
reservó para nosotros, los ciudadanos del futuro, por considerar, quizás
acertadamente, que sus contemporáneos no iban a entenderla y aprehenderla
adecuadamente. Bien, nosotros podemos, o al menos nuestros invitados pudieron: las sinuosas y acariciantes formas de
sus lienzos, y los perfumes pastel que de ellos se desprenden, nos embriagan y
embelesan a comienzos del siglo XXI. Por derecho propio, La Srta. Klint se ha
convertido, junto con Frida Kahlo, Egon Schiele, Vincent Van Gogh, Ramiro
Tapia, y Léon Spilliaert, en uno de mis pintores favoritos.
Religio
creatores. Desde el principio lo supe: la filosofía
de Friedrich Wilhelm Nietzsche iba a ser la bandera por la que se regiría el
resto de mi vida. La creación como fenómeno en virtud del cual el ser humano,
el hombre, se supera a sí mismo, y lega a sus descendientes un nuevo mundo,
repleto de posibilidades y de peligros. El autoconocimiento y el vitalismo como
motores de un santo ¡decir sí! que se
despliega con inusitada violencia. Demian
y la marca de Caín a la que fueron sometidos los hombres modernos. Somos
celestógrafos porque bebemos de los mismos cielos estrellados en los que
nadaron August Strindberg y Camille Flammarion. Y este precisamente es el
sentido de eXcogito, como nueva
sección y sentido de este humilde proyecto nuestro. La creación es superior a
la erudición porque es la llave que abre las puertas de la excelencia y de la
innovación en las sociedades, y ambas realidades humanas se buscan y se
necesitan por igual. En este orden de cosas, no imaginan lo que me pude reír
con la “introducción a la introducción” del Br. D. Agustín Echavarría al Catalogus
Librorum Doctoris D. Joach. Gómez de la Cortina,
tomo 5, Matriti: Apud Eusebium Aguado, 1859; en este hilarante recorrido,
el susodicho desplegó una batería de chascarrillos castizos tan agudos como
veraces en relación con la fauna adherida
a la literatura y su pequeño gran mundo, en el que nos incluimos los locos de Azogue y de SHJ, y también con respecto
a la creatividad literaria y su sentido: ¿Qué hubiera sido de Virgilio sin
Homero? ¿Acaso la obra de un grande provoca la pequeñez creativa de sus
sucesores?, ¿la erudición aplasta la creatividad? Desde mi punto de vista la
retroalimenta. Nadie sabe con exactitud en qué consiste esa laguna maravillosa
en función de la cual un individuo despliega sus alas y planea sobre sus
contemporáneos varios kilómetros por encima. ¿Inteligencia? No, algo más que
eso. ¿Genio? Desde luego, pero uno elaborado de una especial pasta.
Reportaje fotográfico a cargo de Ana Martínez-Osorio (fotógrafa independiente y filóloga inglesa: http://fotoblanconegro.blogspot.com.es/). Todos los derechos reservados ©.
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actualizando y sofisticando lenta e inexorablemente, ¿nos acompaña en este
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